Hace algunos días se repitió en Madrid la muerte de un adolescente durante una pelea entre bandas juveniles. No es de extrañar si echamos mano de la aritmética. Según la policía, más de 250 jóvenes pertenecen a estas pandillas que suelen cometer hurtos de baja intensidad. Pretenden llamar la atención y sentirse importantes ante las bandas rivales, sin eludir la violencia. Son de origen hispanoamericano y fueron muy famosos ‘Los Latin King’ y ‘Los Netas’, hoy superados por bandas más violentas. Es lógico. Lo dijo poco antes de morir José Luis Sampedro: «Estamos en el final de una civilización. Vivimos en un estado de barbarie por la degradación de la Cultura. La técnica y la ciencia han evolucionado mucho pero seguimos sin saber convivir los unos con los otros». Para colmo Internet nos facilita montones de amigos manipulando el sentido de la verdadera amistad. Antes teníamos pocos amigos pero eran auténticos. Son muchos los factores que contribuyen a la marginalidad social de estas bandas juveniles, incluidos, naturalmente, el paro y la pobreza. ¿Cuáles son las soluciones para erradicar este grave problema? Recuerdo la película Forja de hombres que vi en mi lejana adolescencia, interpretada por Spencer Tracy en el papel del sacerdote Edward Flanagan. Otro intérprete era aquel héroe de nuestra niñez, Mickey Rooney, integrante de una pandilla de asociales que vivía prácticamente en la calle. «Mañana estarán en el corredor de la muerte», decía el padre Flanagan, y añadía en su afán de poner el máximo esfuerzo para enderezar sus vidas: «Y mañana serán hombres».

* Periodista