La fecha se desliza con su clave numérica, con su asalto a una cima: el Córdoba jugará con el Real Madrid, en el Santiago Bernabéu, el lunes 25 de agosto. Con qué naturalidad lo escribimos, aunque nos suene extraño. Pero es cierto, es una presencia blanquiverde que se baja del AVE para extender el pulso natural de una ciudad que parece agrandarse en los colores de una celebración. El Córdoba se asoma al Bernabéu, pasa por la calle Padre Damián, por las copas de cerveza bien tiradas en el José Luis y por sus pinchitos de tortilla, por la presencia vertical de espectros en los bajos de Cuzco, por esa geografía de nadadores del colegio San Agustín, con la mochila al hombro de una épica urbana con la ciudad vacía. El Córdoba en Madrid, para jugar en Madrid. Vinos por La Latina en El Tempranillo, vermú en Ricla y cañas en Casa Paco. Mercado de San Miguel, veteranía de chistes y sombreros, de anécdotas al aire. Noches veraniegas en Nuevos Ministerios, junto a la Residencia de Estudiantes. Málaga es nuestra salida al mar, pero Madrid lo es al mapa de la vida. Mapa sentimental, sentidos plenos: después de tantos años de fiebre y casticismo, de escasez de proyectos ciudadanos, el Córdoba CF nos lleva a todos al Bernabéu, a ver si le marcamos una manita al Madrid. En Córdoba hay mucho madridismo, pero ahora tienen que verse los colores auténticos del alma, esa referencia al pueblo chico que es una grandeza del espíritu cuando se deja en casa. Madrid, Madrid, Madrid , escribió Agustín Lara. Pero pensando en Sabina, pongamos que hablamos de Córdoba esta vez, y que además ganamos.

* Escritor