Recuerdo hace once años el desembarco andaluz en la Feria del Libro de Guadalajara, que era puramente andaluz, porque en mi tierra hay cientos de escritores que son andaluces. Pero Madrid parece que tiene dificultades para fichar a escritores madrileños y es una lástima. He visto el programa y echo a tantos de menos que me he preocupado.

Empecemos por los poetas. Solo he visto al reiterativo, al que está en todas partes, ese que tiene el don de la ubicuidad, que es granadino y ahora lo han bautizado como de Madrid. ¿Qué hacen con los madrileños? ¿Se puede cambiar de nacionalidad provincial? Bueno, pues eso, ahí están los poetas grandiosos de las fuerzas políticas de Ahora Madrid (Partido Comunista de España), cuya alcaldesa, Manuela Carmena, tiene la capacidad de cambiar los lugares de nacimiento y hacer madrileños a Mariano Peyrou, que nació en Argentina, a Ada Salas, que es extremeña o a mi buena amiga y gran poeta Olvido García Valdés, que es asturiana. También está en la lista Carlos Pardo, especializado en organizar saraos de esa índole, y del núcleo duro del PCE.

Poetas, la verdad, vienen muy pocos, apenas dos o tres, cuando en Madrid hay muchísimos y buenos. Si asiste el poeta de Granada por qué no han invitado a Blanca Andréu, María Antonia Ortega, Juan Carlos Suñén, Ana Rossetti, Fanny Rubio, Juan Carlos Mestre, Fernando Beltrán, Miguel Casado, Miguel Galanes o Andrea Luca, entre muchos otros, al margen de poetas de derechas, como Luis Alberto de Cuenca o Beatriz Hernanz o de izquierdas como Antonio Hernández, Manuel Rico, Juana Vázquez, Jorge Urrutia. O más neutros políticamente como Ángel García López.

Los políticos no se enteran de que el poeta tiene que ofrecer un compromiso con la verdad, con la decencia, con la honradez, con la eticidad y no puede participar en situaciones de deterioro, gracias a las cuales la poesía de la máscara ha adquirido más valor que la del propio rostro. Parece que los poetas cobraran la nómina de la mediocridad, de la vulgaridad y del aburrimiento. En la poesía española «conocida» huele a cerrado, como en el Ayuntamiento de Carmena, pues la corrupción habita el lenguaje. Los funcionarios de la poesía quieren hacer carrera y para ello profesan y promulgan sus dogmas poéticos, pero sus poemas nacen muertos porque no logran comunicar nada.

Algo tiene que haber, pues, en toda la espaciosa y triste España actual, para haber sucumbido al poder de lo efímero. En el caso de la aportación madrileña a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), estamos ante una izquierda reaccionaria que intenta imponer a toda costa el discurso único, la verdad unilateral o manipulada y servida por una minoría que actúa como una mayoría. Están empeñados en que proliferen los poetas de la tendencia neorrealista, que se alimentan de su propia simplicidad estética, que intentan la perogrullada de Campoamor: convertir la poesía en popular. A los poetas que eludieron la mímesis en aquellos años ochenta, se les negó el pan y la sal y desde entonces caminan por las catacumbas obnubilados en su propia verdad y ocultos al mundo entero.

Cómo se puede hacer entender a críticos, editores y organizadores de festivales que hay otras opciones estéticas con variedad y personalidad estilística, originalidad creativa, respeto y tolerancia a los demás y a ellos mismos. Cómo hacerles comprender que la belleza reside en la autenticidad del mensaje poético.

Curiosamente, la Alcaldía de Madrid no se ha olvidado de invitar a los periodistas culturales al margen de sus posicionamientos políticos, pues ese tipo de olvido le puede resultar peligroso a la señora Carmena y a sus mariachis. Así que ahí está Juan Cruz (Grupo Prisa), Jesús Ceberio (Grupo Prisa), Javier Rodríguez Marcos (ABC), Antonio Lucas (El Mundo), Blanca Berasátegui (El Cultural del Mundo), Ignacio Escolar (Eldiario.es) o Manuel Rodríguez Rivero (El País), que está representado por partida triple.

Invitaron a narradores como Soledad Puértolas (zaragozana), Lorenzo Silva, Ray Loriga, Andrés Barba, Luisgé Martín, Vicente Molina Foix (valenciano), Manuel Vicent (valenciano) y muchos otros. Al menos, los narradores son aceptables, aunque algunos no sean madrileños.

Esta es la política rara e irresponsable que se hace en España, ya que la Comunidad Autónoma de Madrid (que debería tener algo que decir en el tema de la FIL dedicada a Madrid) está gobernada por el PP que siempre ha hecho dejaciones de todo lo relacionado con la Cultura. Le da tan poca importancia que siempre deja que corte el pastel la izquierda, pues a ellos se la repampinfla y dejan incluso que se lo coman enterito. Siempre ha sido así y eso no va a cambiar nunca.

*Escritor y periodista