Fue directora general de la CAM, pero ahora acaba de ser condenada --al igual que otros tres antiguos directivos de la Caja de Ahorros del Mediterráneo-- a tres años por delito societario continuado. La cúpula de la entidad distorsionaba balances para reflejar una situación de beneficios cuando en realidad había pérdidas. Aunque estuvo en el cargo apenas unos meses, se fijó una «jubilación» suculenta.