El ministro de Economía, Luis de Guindos, será el nuevo vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), después de que Irlanda renunciara a presentar al gobernador de su banco central. El nombramiento de Guindos, que no contaba con el apoyo del PSOE ni de la mayoría del Parlamento Europeo, es una importante victoria de la diplomacia española, que regresa al órgano directivo del BCE después de más de cinco años de ausencia. Con Guindos, que anteriormente había optado sin éxito a presidir el eurogrupo, España palía en parte la ausencia de españoles en las instituciones internacionales, y logra una voz cualificada en un órgano que a lo largo de los años de la crisis ha modificado de forma considerable su papel original y se ha convertido en un agente clave en la gobernanza económica, fiscal y monetaria de la zona euro. El nombramiento de Guindos es un éxito para España, pero ya indica la persistencia en uno de los errores de la construcción europea: opacidad y falta de mecanismos democráticos internos.