Los gordos han recibido una noticia buena y otra mala últimamente. La mala es que van a sustituir a los fumadores como los nuevos parias sociales, a los que va a perseguir la maquinaria estatal prohibiéndoles los azúcares, las grasas y todos los productos que hacen que su vida hedonista sea tan feliz. La buena noticia proviene de la ciencia y es que el problema para la salud no es estar gordo sino no estar saludable. Es decir, que si usted está gordo porque es un fan de los placeres culinarios no tiene por qué preocuparse si, por otra parte, hace ejercicio de manera habitual.

Lo malo, claro, es que suele haber una correlación entre la obesidad y el sedentarismo. Los gordos suelen repantigarse en el sofá en lugar de en la bicicleta estática para celebrar televisivamente los éxitos deportivos, valga la paradoja, de Fernando Alonso, Rafa Nadal o la Roja.

Un primer paso para abrazar una vida deportiva es precisamente la bici. La estática pero, sobre todo, la móvil. Córdoba no es precisamente una ciudad bike friendly . Las hay peores, como Granada en la que su actual alcalde lo primero que hizo cuando ganó las elecciones fue coger un pico y una pala para personalmente eliminar uno de los pocos carril bici que había en la ciudad. Pero también las hay mejores, como la satanizada San Sebastián que no consiguió la capitalidad cultural por casualidad sino porque a su imbatible oferta cultural le suma una ejemplar actitud cívica de sus ciudadanos, reflejado en una actitud de tolerancia cero hacia los grafitis y un modelo ejemplar de uso de la bicicleta.

El País Vasco es paradigmático en la promoción de las bicicletas. Si San Sebastián es Capital Cultural, Vitoria es Capital Verde Europea. Gracias, sobre todo, a su Plan de Movilidad Sostenible en el que se llega a distinguir entre "pistas bici", "aceras bici", "carriles bici", "vías compartidas" y "sendas bici", con más de 110 kilómetros entre todas ellas.

Por otra parte, el Gobierno Vasco subvenciona la compra de bicicletas eléctricas para contribuir a que todos puedan hacerse con un vehículo que contribuye tanto al bienestar físico literal de los ciudadanos, ya que reduce grasa, como metafórico del planeta, en cuanto que elimina contaminación. En general, la bicicleta disipa los malos humos.

En el extranjero, también. Así el gobierno alemán pretende conseguir que se pase del 10 al 20% de los desplazamientos hechos en bicicleta para 2020 y el conservador pero innovador alcalde londinense Boris Johnson está revolucionando el uso de la bicicleta en la capital británica, además de que se ha puesto de moda entre los brokers de la City ir al trabajo en una Brompton.

Un Plan Director de Movilidad Ciclista por parte del Ayuntamiento y una masa crítica de ciudadanos concienciados a través, por ejemplo, de http://www.platabicicordoba.org/ podrían hacer en pocos años a Córdoba una ciudad bike friendly con efectos colaterales en el empleo, el turismo y el civismo. Que tanta falta hace.

* Profesor