Según varias religiones el karma es una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se genera a partir de los actos de las personas. Aunque estas religiones expresan diferencias en el significado mismo que la palabra tiene, existe una interpretación semejante entre todas al interpretarse como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto. En fin, que lo que hacemos condiciona lo que viene, ya sea en esta vida, en la siguiente, o en tantas otras como seamos capaces de creer que vendrán. Incluso está el concepto puramente físico de que toda acción causa un efecto.

Lo más parecido al karma en el cristianismo es el concepto teológico de retribución, la recompensa por una conducta estimada buena o el castigo por una acción condenada como mala. Y hasta para los juristas desasidos de cualquier interpretación religiosa o espiritual existe la relación de causa--efecto, como principio jurídico básico que a diario manejamos.

Pues bien, sea por la religión que cada uno profese, sea por un sentido espiritual, moral o jurídico, lo cierto es que a lo largo de mi carrera profesional he llegado a la conclusión de que el karma, la ley de causa--efecto, o el concepto de retribución, existen. Mas veces de las deseadas me he encontrado con gente que después de abandonar, fueron abandonados; que después de herir fueron mortalmente heridos; que después de expoliar y sangrar económicamente a otro, quedaron en la ruina; que después de injuriar, fueron calumniados; que siendo incapaces de amar a otros con generosidad, murieron solos; que se apropiaron de ideas que no eran suyas y su ingenio se secó porque nunca imaginaron nada; que dejaron de ayudar a su prójimo y más tarde su salvación estuvo en manos de éste...

¿Karma?, ¿causa efecto?, ¿retribución?... A estas alturas de la vida todo consiste en dormir tranquilo, en compartir lo que tienes con hijos y amigos y hasta con padres si aún tienes la suerte de tenerlos, en trabajar cada mañana y cada tarde como si fuera el primer día, en estar ávido de conocimiento y ser generoso con tus logros y ideas, en no vivir a costa de nadie y en dar más de lo que recibes sin olvidar, como decía mi abuela, que «quien la hace la paga, porque la justicia está en este mundo». Otra forma muy terrenal de enfocarlo que suscribo. Amen.

* Abogada