Ayer fue un día muy triste para mi familia y para mí. Ayer hizo exactamente 25 años de la muerte de mi hermana Soledad Donoso. Ella fue brutalmente asesinada un 28 de septiembre de 1992.

Mi hermana lleva muerta más años de los que consiguió vivir y sinceramente gracias a la justicia que tenemos, es muy duro para nosotros levantarnos cada día y darnos cuenta de que no vamos a ser capaces de hacerle justicia, porque todos aquellos que podrían ayudarnos haciendo bien su trabajo prefieren quedarse al margen y permitir que un asesino ande suelto. Yo sé que después de tantos años es muy difícil averiguar que pasó pero creo que no es imposible si de verdad hubiera un interés por resolverlo, pero sinceramente creo que más bien es todo lo contrario, que no interesa saber que pasó y mucho menos quién lo hizo.

Tengo más que comprobado que la justicia es solo privilegio de unos cuantos corruptos con dinero (no hay nada más que poner las noticias) que pueden comprar todo lo que se les venga en gana y son incapaces de apiadarse ni lo más mínimo del dolor y el sufrimiento de una familia rota por la desesperación de no conseguir hacer justicia.

Cada vez perdemos más las esperanzas porque todas las puertas se nos han cerrado y no sabemos para dónde tirar, estamos atados de pies y manos, pero que últimamente no hagamos ruido, ni la nombremos, no quiere decir que nos hayamos olvidado de ella, sino todo lo contrario: cada día la tenemos más presente en nuestras vidas porque el asesino habrá podido matar su cuerpo, pero su alma y su recuerdo siempre está vivo en el corazón de todos los que la queremos.

Sé que a lo mejor estas palabras me podrían ocasionar algún problema por decirlas pero estoy cansada de tanta hipocresía y falsedad de los altos cargos de esta ciudad que siempre nos dicen que para lo que necesitemos ahí están, que no dudemos en pedir ayuda y a la hora de la verdad no hacen nada.

Pero por el contrario si quiero desde aquí dar las gracias a todos los que están con nosotros apoyándonos y acompañándonos en esta lucha tan dura, y espero de corazón que tanta lucha y sufrimiento no haya sido en balde y algún día yo pueda cambiar estas palabras tan tristes por otras llenas de felicidad en las cuales diga que hemos conseguido hacer justicia porque Sole se merece y necesita descansar en paz y mientras su asesino siga suelto no habrá paz para ella ni para nosotros.

Sole, quiero que sepas que hemos intentado hacer todo lo que ha estado en nuestras manos para hacerte justicia, pero también te digo que mientras tenga una pizca de aliento y me lo permitan seguiré luchando.

No lo olvides nunca, hermana querida, que aquí hay mucha gente que te quiere y que desea que puedas descansar en paz. Te quiero.

<b>María del Mar Donoso Toscano</b>

Córdoba