Montilla ha perdido a un gran hombre: Julián Luque Portero, relojero, músico, físico e inventor. Su muerte ha consternado a muchos paisanos y amigos que han recibido el masivo testimonio de dolor por la pérdida de Juli el relojero, un hombre conocido y valorado por los vecinos de esta localidad. De formación autodidacta, conocía perfectamente sin embargo el entramado formal de la ciencia y era frecuente verlo dialogando con expertos y profesores de estas áreas. Entre sus aportaciones técnicas, creó un complejo proceso para el reciclaje de pilas de botón y la construcción de un sistema de altavoces con el que se consigue multiplicar por seis la potencia de salida.

Juli era un hombre inteligente y bondadoso y lucía una sonrisa comercial envolvente pero agradable y sincera. De todas sus aficiones y profesiones, consideró la compostura de relojes como su profesión verdadera. Su padre le enseñó los secretos nunca revelados de la compostura de todo tipo de relojes y posteriormente Juli amplió dichos conocimientos para incluir desde los más antiguos relojes instalados en campanarios hasta los cronómetros controlados por satélite. Gozaba con la aventura de penetrar en los espacios reducidos donde se inserta la maquinaria siempre móvil como un corazón de acero en continuo movimiento.

A pesar de todo, su gran pasión fue la música. Fundó los primeros grupos de música electrónica. Junto a su amigo y colaborador Pepe Luque Páez y otros, se fundaron Los Diablos Verdes y posteriormente nacieron grupos inspirados y apoyados por este colaborador inestimable.

Hace ya muchos años que Juli venía trabajando por Montilla desde el sector abierto a todos los grupos y modalidades. Seguro que, en adelante, se mantendrá esta línea abierta por el relojero de la calle Peligros (Escuelas). Juli es un personaje que pasará a la memoria personal y colectiva. Entre tantas actividades artísticas y científicas el protagonista de esta historia era sobre todo un relojero. Así se llamaba a sí mismo reconociendo la influencia de su padre, que lo introdujo en esta hermética profesión y le enseñó cuanto sabía. Aunque consideraba que la profesión no tenía futuro y que los relojes automáticos carecen prácticamente de reparación. Ya existían más de 2.000 personas vinculadas directamente a la música en el año 2001.

Cabe pensar que aunque no se ha realizado ninguna encuesta, el número de personas, de intérpretes y músicos en general, ha superado esta cifra que coloca a Montilla a la cabeza prácticamente de de la provincia en cuanto al arte musical.

* Maestro