A este cocinero vasco, cuyo restaurante en San Sebastián cumple tres décadas con tres estrellas Michelin, le debía un homenaje la cocina española y ayer se lo tributaron en Marbella veintidós cocineros que suman 40 estrellas y lo consideran su «padre espiritual» porque sin él no estarían entre los mejores del mundo. El reconocimiento lo organizó el maestro andaluz Dani García.