Hace dos días, Juan de la Haba nos ofrecía en las páginas de nuestro periódico un artículo de los que hacen época, titulado Muerte personalizada, en el que, por contraste, más que de la muerte, nos hablaba de la vida en su tramo final, iluminando espléndidamente «esas experiencias y emociones que hacen del proceso natural de morir, uno de los más complejos, ya que en él participan, además de las circunstancias vitales de todo tipo, la familia, los amigos y, en ocasiones tambien, los profesionales». No es la primera vez que Juan escribe sobre enfermedades y pacientes. Hace ya varios años, publicó un libro, casi de bolsillo, con el titulo Cómo vencer el cáncer (Almuzara), su especialidad, ya que desarrolla su labor como oncólogo en el Servicio de Oncología Médica del Hospital Reina Sofía y en el Hospital San Juan de Dios. En su libro, Juan de la Haba pretende que «el enfermo entienda la enfermedad, conviva con ella y la supere», y que el lector normal pueda adquirir una serie de conocimientos esenciales para cuidar la salud y vivir sin sobresaltos. Brilla en cada página de su obra un mensaje alentador: En la vida hay que caminar en el ancho sendero de la positividad: hay que ser positivos, sencillamente, porque es una forma de estar, de percibir y de crear, a pesar de que, en muchas ocasiones de nuestra vida cotidiana lo que más fluye son los pensamientos negativos. «Una parte muy importante de la dimensión de los problemas que se nos presentan en la vida --subraya el doctor--, es la actitud con la que nos enfrentamos a ellos; sin perder la noción de la realidad, la positividad es una energía que impregna de fuerza todo lo que nos rodea, el ser físico y mental. Dos palabras acompañan a esa energía: quiero y puedo». Dos palabras mágicas, luminosas, prometedoras. Mientras tanto, la nueva primavera, todavía en sus primeros compases, se nos adentra en la ciudad, en sus patios, ventanas y jardines. Y al hilo de la Cata, nos viene a la memoria el pensamiento de Feuerbach: «La vida, como un vino precioso, hay que saborearla poco a poco, sorbo a sorbo». Al fin, la vida del hombre es su concepción de la vida.

* Sacerdote y periodista