Cuando hace años me trasladé por motivos profesionales a esta preciosa ciudad de Córdoba, una de las tareas pendientes de solucionar rápidamente era la de encontrar un buen colegio y de confianza para mis hijos. La mayoría me recomendaba un colegio de nombre entonces muy raro para mí: Ahlzahir, pero al mismo tiempo me advertían de tres dificultades con las que me iba a topar si lo elegía: la primera, que nunca aprendería a escribir correctamente ese nombre árabe; la segunda, que el colegio no estaba concertado y por tanto era de pago; y la tercera, que la dirección espiritual del mismo estaba encargada al Opus Dei, y que tuviera cuidado con mis hijos pues me los podrían «adoctrinar». Este pasado mes de junio, mi hijo menor ha finalizado brillantemente sus estudios en el colegio Ahlzahir, y como todos sus compañeros de clase ha aprobado las pruebas de selectividad. Ha pasado el tiempo, y al contrastar la etapa educativa de mis hijos que ahora finaliza, solo aparecen motivos de agradecimiento para el colegio Ahlzahir, y a las personas que me aconsejaron. La primera objeción me la aclaró al inicio del primer año una limpiadora del colegio. Me dijo «no se preocupe, las «h» van cada una detrás de las «a», es muy fácil.

La segunda tardó un poquito más en solucionarse, el coste del colegio ha supuesto un esfuerzo económico para la familia, pero visto el resultado obtenido, y comparado con familias que despilfarran pero no están dispuestas a gastar ni un euro en la educación de sus hijos, cuando es la inversión más importante que un padre puede hacer por sus hijos, el resultado final ha sido muy rentable. La tercera objeción contradictoriamente espero que se mantendrá abierta para toda la vida, me explico: los alumnos que empezaron hace tantos años el colegio hoy son ya adultos, gozan de una amistad inquebrantable entre ellos, curiosamente también con sus profesores, preceptores y sacerdotes y cuando uno de ellos padeció este mismo año una enfermedad grave, acudieron todos como una piña. Son personas muy distintas, con proyectos de vida diferentes, pero en todos se aprecia una gran madurez; han sido educados en libertad y en responsabilidad; en valores; son personas con criterio e ilusión de aportar lo mejor de ellos mismos a la sociedad. Si ese es el resultado de su «adoctrinamiento», sencillamente espero que el mismo les dure toda la vida. En Córdoba hay también una joya que se llama colegio Ahlzahir. H

Jesús M. Martínez Pérez

Córdoba