El Papa Francisco, en un gesto insospechado de los suyos, ha instaurado la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará a partir de este año todos los días 1 de septiembre. El origen de esta convocatoria es ecuménico. Francisco, en sus cartas enviadas al presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y al presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, explica que es fruto de una "preocupación compartida" con "el querido hermano Bartolomé, patriarca ecuménico, para el futuro de la creación" y, también, "acogiendo la sugerencia de su representante, el metropolitano de Pérgamo", que intervino en la presentación de la bien valorada encíclica Laudato si, Alabado seas . La iglesia ortodoxa celebra desde hace tiempo una jornada parecida a este mismo día. Gestos ecuménicos como este son especialmente creíbles ante la opinión pública mundial, que muestra la "creciente comunión con los hermanos ortodoxos". "Vivimos en un tiempo --dice el Papa-- en el que todos los cristianos afrontamos idénticos e importantes retos, y a los que tenemos que dar respuestas comunes si queremos ser más creíbles y eficaces". El obispo de Roma en su letra insiste en la espiritualidad ecológica que nace de la Alabado seas . A la luz de la Encarnación afirma de nuevo que "la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo, ni de la natura o de las realidades de este mundo, sino que vive con estas y en estas, en comunión con todo lo que nos rodea". Hay también un paralelismo evidente entre esta Jornada de Oración y la Jornada Mundial de la Paz, que Francisco cita repetidas veces. Por eso, debemos esperar que esta Jornada Mundial tenga también un mensaje pontificio que vaya actualizando los contenidos de una sólida preocupación ecológica que tendría que crecer mucho más entre los cristianos. Nueva Jornada Mundial, nuevos objetivos, nuevos mensajes. El Papa Francisco no ha dejado de clamar una y otra vez por la paz en el mundo, a todos los niveles, y se ha reunido con grandes mandatarios mundiales, para favorecer procesos concretos de paz. En su reciente viaje a Colombia este fue uno de sus mayores objetivos. Y el viaje que en septiembre realizará a Cuba se sitúa, igualmente, bajo estas coordenadas. El Papa también ha denunciado públicamente las armas de destrucción masiva y el aumento de la pobreza en el mundo, en cuyo origen sitúa un buen número de los conflictos actuales. Ahora, nos invita a orar por la creación, por la conservación y desarrollo de la naturaleza. Y lo hace desde la orilla de la fe, pero sobre todo, desde el más profundo sentido de fraternidad, contemplando a la humanidad como a una gran familia. Una familia que, por desgracia, se despedaza constantemente entre clamores de guerra y de muerte. La humanidad necesita estas voces proféticas, serenas, para conservar el mundo y construir la paz.

* Sacerdote y periodista