Ya se jubilan los últimos Coroneles y el panorama en Reina Sofía comienza a ser alarmante. Siempre hubo Jefes con mayúsculas y jefes con minúsculas. Los primeros eran famosos por su talante, sus logros y también por sus broncas y los segundos por esa laboriosidad secretarial del que ocupa todo su tiempo haciendo tareas no médicas que podría realizar otro profesional a menor coste.

La política de RRHH sobre jefes de servicio (con minúsculas) del SAS ha transformado las jerarquías en los deptartamentos. Ya no se respeta al jefe porque es el mejor, ya no se le escucha embobado en la sesión clínica ni se le hacen preguntas difíciles. Ahora, un cuasi-residente ocupa la Jefatura con el mismo garbo que Zapatero cuenta un chiste malo. Hemos pasado de José Suárez de Lezo Cruz Conde, que no tiene ocho apellidos vascos pero casi, a Dani, que se hace llamar por un diminutivo. Prácticamente nadie conoce sus apellidos. Algunos Jefes le llaman ‘el niño’. Hemos pasado del mejor, el más elegante, el más preparado, el más fuerte al más medroso, el menos agraciado, el residente recién terminado, en definitiva al más dócil. El Jefe ejemplar, que no significa exento de defectos, asegura la continuidad de su labor cuando él se vaya. El jefe imberbe deja un erial en el que técnicos de radiología con experiencia en Resonancia Magnética se convierten motu proprio en auxiliares de ecografía infantil.

Lo escribí hace más de un lustro en estas mismas páginas, en el artículo «Mediocracia vs Talentocracia, de camino a la ineptocracia». De los ilusionadísimos jóvenes no cordobeses que en los 70 y 80 lideraron el espíritu de Reina Sofía no queda prácticamente nada más que su glorioso recuerdo. En los inicios del siglo por jefes mediocres incapaces de escribir «transición» correctamente, que se conformaban, en el Congreso de Chicago de Radiología, con decir y entender… los números… sin éxito. Ahora ha habido una vuelta de tuerca en algunos servicios, en concreto en el que más me duele, y se ha creado el jefe-residente o jefe imberbe cuya principal virtud es la obediencia debida (ya sé que a los ‘bienqueda’ del servicio variedad meapilas o pseudohippy ultraconservadora les parece ofensiva mi terminología, pero la verdad duele).

Quien escribe este «papelito» trabajó más de 15 años en el Servicio de Radiología del Hospital Reina Sofía. Hace unos días acudí acompañando a un primo hermano a hacerle una resonancia urgente solicitada por Enrique Bescansa El paciente presentaba episodios de parálisis de los cuatro miembros con gran dolor de cabeza.

Finalmente, la resonancia que había solicitado, pero no firmado, Bescansa no se realizó de forma intolerable porque Cristina (no se identificó más) la adjunta de Radiología de guardia dice que no rellena el volante electrónico «porque está comiendo». Indignado, tropecé violentamente con un ridículo biombo que había a la salida de la Resonancia Magnética. Aparece en escena Dani (como todo el mundo le llama), el jefe de servicio de Radiología más joven y con menos experiencia de España, que preocupado por la salud del biombo llamó a seguridad privada. Llegaron una señorita morena, muy persistente, acompañada de dos compañeros varones que intentó que yo les acompañara no sé a dónde. Me negué y llamaron a la Policía Nacional, que llegó chulescamente intentando, sin éxito, poner orden en la sala (pero esto ya es harina de otro costal y objeto de otro artículo).

Mi primo sufrió un nuevo episodio, cayendo al suelo, produciéndose una situación surrealista. Se producen muchas y mucho peores en nuestros hospitales pero no se denuncian. Dani ni miró al paciente, menos importante para él que la mampara. La flagrante omisión del deber de socorro del jefe de Rayos no puede pasar inadvertida. Si fuera consciente de sus actos debería haber dimitido ya de forma irrevocable, pero no tiene suficiente cuajo, es muy jovencito.

En definitiva, los Jefes deben ser los mejores y tener una trayectoria asistencial y académica incuestionable; así son los Jefes en los hospitales americanos en los que me formé y eran algunos Jefes en España.

* Doctor en Medicina. Licenciado en Derecho