Italia, y también Francia, han anunciado que van a investigar a las compañías Apple y Samsung para comprobar si programan sus productos para que pasado un tiempo dejen de funcionar correctamente. Esta iniciativa contra la obsolescencia programada debería extenderse a otros países, como España, pero también a otros productos, como esos electrodomésticos que ya no duran tanto como antes y sufren averías en las que parece más barato comprar uno nuevo que arreglarlo. El consumidor tiene derecho a que un producto bien utilizado dure más.