Ignacio Ellacuría y otros cinco jesuitas, junto a dos colaboradoras civiles, fueron asesinados en 1989 en la Universidad Centroamericana de El Salvador, un crimen que parecía iba a quedar impune. Pero, tras conseguir su extradición, un juez de la Audiencia Nacional ha decretado prisión incondicional para este excoronel y exviceministro de Seguridad Pública de El Salvador por la matanza.