Si hace un mes alguien me hubiera dicho que cualquier persona, aunque fuera un indigente, pudiera recibir una atención sanitaria igual a que la pudiera recibir Bill Gates, Amancio Ortega o cualquier multimillonario me habría dado un ataque de risa, conociendo como conocemos todos los que hemos sido emprendedores la ineptitud, la prepotencia y la falta de sensibilidad con la que siempre nos han tratado las administraciones públicas. Después de lo que me ha sucedido, creo posible que algún día haya un cambio para mejorar la vida de los ciudadanos.

A pesar de tener 75 años, he gozado de buena salud y los pequeños problemas que he tenido me los ha resuelto la gran profesional que es la Dra. Lourdes Rivas, la cual, cariñosamente, me daba consejos (a los que no hacía caso, de lo que me arrepiento ahora) para controlar mi salud. En febrero tuve un estreñimiento que me produjo retortijones, por lo que el día 7 me fui a las Urgencias del Hospital de Montilla a las 9 de la mañana. Inmediatamente me recibió una doctora (no pondré nombre porque a toda la plantilla se le puede aplicar aquello de «somos héroes ignotos todos») que tras una exploración solicitó una radiografía. Como el resultado no fue satisfactorio, se hizo un TAC que determinó que tenía una oclusión intestinal grave. A las 6 de la tarde un cirujano, que resultó ser paisano mío por ser ambos de Madrid, me explicó la gravedad de la situación, a la cual se unía mi sobrepeso, pero me dio una gran confianza. La operación se realizó a la mañana siguiente con un éxito total. Tras dos días en la UCI y siete en planta, me dieron el alta hospitalaria y hasta hoy no he vuelto a tener molestia alguna.

Por eso afirmo que la atención que he recibido es difícil de igualar e imposible de superar porque lo perfecto no tiene superación. Desde las limpiadoras, ayudantes de enfermería, enfermeras, doctores, etc. Todo el mundo me ha tratado con una profesionalidad y simpatía extraordinaria. ¡Hasta la jefa de cocina vino a preguntarme qué es lo que no me gustaba para no ponerlo en mi menú!

Tras esta experiencia, tengo claro que hay dos formas de gestionar la Administración pública, una como el Hospital y el Centro de Salud de Montilla, que puede compararse con la de los países nórdicos y otra la que sufrimos de la mayoría de las administraciones, que sabe Dios con qué se podrá comparar.

<b>Rafael Espuny Moyano</b>

Córdoba