Suelen decir los responsables de dirigir festivales que aún con los ecos del que finaliza comienza a diseñarse el siguiente. Hay bastante de verdad en ello. Como no es menor verdad que conviene una mínima reflexión sobre el recién acabado. Y eso pretendo sintéticamente trasladar a los lectores. En mi opinión los tres parámetros esenciales en los que se ha movido esta 34 edición del Festival de la Guitarra son: calidad, proyección e impacto.

Respecto a la calidad, podemos evaluarla en distintas dimensiones; una, la principal, es la del plantel de artistas; la otra, la que el público, bien en las redes sociales bien en la taquilla ha manifestado; y, por último, la de la crítica de los conciertos en los medios de comunicación. Pues bien, todas esas variables han venido a subrayar que estamos ante un festival de una factura artística muy notable. Un festival que ha vuelto a estrenar obra, que ha equilibrado las guitarras clásica, de jazz, de flamenco y de rock; o que ha recuperado como profesores a Leo Brouwer o Clerch; o que ha incorporado novedades como Victor Wooten, Raúl Midón o los hermanos Grigoryan. O que empezara y clausurara en el Teatro de la Axerquía con Metheny y Satriani, dos de las grandes de la guitarra de los últimos cincuenta años. La música árabe y la gallega, con la guitarra flamenca bien integrada, pusieron la nota exótica de la mano de Nasser y Brath respectivamente.

Respecto al impacto económico, hay que señalar dos factores: alumnos matriculados en el programa formativo y gastos generales.

Los alumnos han aumentado en más de 40 hasta totalizar 297 inscritos, de los cuales un 36% son extranjeros venidos de veinticinco países distintos y otro 46% de España (de Córdoba y provincia lo han hecho casi un 18%, 53 alumnos); viene a cuento este desglose --244 alumnos de fuera de Córdoba y provincia-- porque nos permite entrar en otras de las variables señaladas: el impacto económico.

Una nueva horquilla hay que abrir. Empecemos por el impacto económico que sobre el sector turístico han tenido los alumnos. Ha de considerarse para ello una estancia media de 4 días por alumno y un gasto medio --según datos del sector-- de 60 euros día. Esto da una cifra de 34.560 euros, una cantidad modesta aunque no despreciable para los primeros días de julio, a los que añadir el gasto de los artistas y sus equipos en estos servicios (unos 15.000 euros más).

La segunda pata del impacto económico se sitúa en el presupuesto movilizado por la organización del Festival; para no abrumar o aburrir con cifras daré números redondos; el FG ha distribuido un gasto de unos 600.000 euros, aproximadamente repartidos entre el 60% para artistas y 40% para las empresas de servicios. En un sector como el de la industria cultural, sensiblemente afectado por la crisis, este volumen de negocio es notable y coadyuva a mantener decenas de puestos de trabajo; entre artistas, técnicos de montaje, luz y sonido y otros profesionales auxiliares estaremos hablando de casi 200 personas trabajando en el FG (personal de la organización aparte).

Por último, unas palabras sobre la proyección del FG, tanto en medios tradicionales como en redes sociales. El primer dato a destacar es el número de medios acreditados (93) lo que ha permitido una difusión local, regional, nacional y en países como EEUU, Costa Rica, Cuba, Panamá, México o Alemania. Sin embargo, la verdadera explosión se ha producido en las redes sociales, por ejemplo, en Facebook y Twitter casi se ha duplicado el número de amigos del Festival respecto a 2013 y contamos con más de 20.000 seguidores. Nuestra web ha multiplicado sus visitas hasta más de 240.000 (triplicando su número respecto a 2013); el buscador Google registra más de 1.800.000 entradas. El colofón lo pone nuestro canal de Youtube con casi dos millones de visitas y más de 2.200 suscriptores.

No es que despreciemos los números; si bien es cierto, y lo dijimos en un comunicado a los medios sin cortapisas, que hemos tenido una bajada en número total de espectadores, no es tampoco despreciable decir que hemos incrementado en porcentajes de ocupación y media de espectadores nuestros números en el Teatro Góngora y en el Teatro de la Axerquía, y tenido una ligerísima bajada en esos índices en el Gran Teatro. Esta comparación es válida tanto para la edición del 2013 como la del 2012. Según la tesis hegeliana, cantidad y calidad solo podrían entenderse como aspectos en movimiento de una misma realidad, no conforman dos fenómenos separados sino sucesivos: la cantidad deriva en calidad y viceversa.

Calidad, proyección e impacto son los tres ingredientes que califican este FG; ingredientes que vienen de lejos, de su propia historia, del trabajo de muchas personas, del apoyo de entidades y medios y de la adhesión de artistas y de público a un festival que mantiene y cumple sus expectativas más allá de cualquier número o magnitud.

* Director del Festival de la Guitarra