No me parece ni medio bien que un rapero vaya a la cárcel por cantar borderías, pero mientras el Código Penal sea tan ambiguo sobre el delito de apología y enaltecimiento del terrorismo no sabremos distinguir si amenazar de muerte al Rey, hacer proclamas a favor de ETA y el Grapo, pedirle a Iñaki Bilbao que le pegue siete tiros al juez y desear que nos caguemos todos de miedo como un guardia civil en Euskadi es opinión, provocación o simplemente humor negro. No lo tengo nada claro, sinceramente. Como tampoco lo tienen claro quienes dicen tenerlo. Véase Pablo Iglesias, que hace un año presentó en el Congreso una proposición no de ley para suprimir del Código Penal el delito de enaltecimiento del terrorismo con el fin de proteger la libertad de expresión que, según Podemos, está siendo limitada. ¡Qué cosas!, este Pablo Iglesias es el mismo que se querelló contra el ultra Tomás Santos, condenado por la Audiencia Nacional a un año de cárcel por graves insultos contra Pilar Manjón y por enaltecimiento del terrorismo en su modalidad de humillación a las víctimas. Que a Manjón le había tocado la lotería el día que le reventaron al hijo en los trenes de Atocha. Eso dijo este cafre, aunque luego se retractó y explicó que había sido un montaje de La Tuerka, el programa de televisión que presentaba el líder de Podemos. A Pablo Iglesias, como a la inmensa mayoría, no le gusta el humor negro de este facha, pero parece que le hace mucha gracia Valtonyc cuando canta «la justicia está de vacaciones con Publio Cordón en el Caribe».

* Periodista