Nuestra administración sanitaria es muy de inventar «palabros» con los que parchear y tapar las múltiples deficiencias de un sistema sanitario que ella misma maltrata constantemente.

Paradójicamente, la propia Administración se refiere siempre al Servicio Andaluz de Salud como «La Joya de la Corona», vendiendo las excelencias del Sistema Sanitario Público Andaluz ante cualquier otra administración autonómica que se le ponga delante.

Debemos partir de que, como siempre se ha sostenido, nuestra sanidad pública goza de un alto nivel de reputación frente a otros sistemas sanitarios de nuestro entorno. Con cierta frecuencia nuestras autoridades políticas nos recuerdan la suerte que tenemos los españoles por contar con una protección sanitaria tan amplía y, teóricamente, gratuita. Sin embargo, aparte de esos momentos, que suelen coincidir con campañas electorales o con disputas políticas entre partidos con diferente concepción de lo que debe ser un sistema sanitario público, nuestras autoridades suelen olvidarse de que un pilar básico del Estado de Bienestar no se sostiene sin los profesionales y recursos necesarios. Así, año tras año, independientemente del partido político que gobierne, el presupuesto dedicado a Sanidad se recorta sin que a nadie le tiemble la mano.

En ese contexto, la política sanitaria de nuestra Comunidad Autónoma andaluza, no deja de ser similar a la del resto de administraciones: carteras de servicios que no dejan de aumentar y presupuestos que no dejan de disminuir. La traducción en el día a día de esta política sanitaria irracional es desesperanzadora: hospitales y centros de salud obsoletos, falta de profesionales, listas de espera interminables (pero muy bien maquilladas), urgencias colapsadas, plantillas desmotivadas...

Pues bien, ante este panorama, nuestra administración sanitaria ha encontrado un «palabro» mágico con el que poder confundir a los ciudadanos y maquillar los desmanes que ella misma ha causado en nuestra sanidad. «Humanización»: ese es el «palabro». Ahora, nuestros políticos, sentados en sus cómodos sillones, han descubierto que el problema de la sanidad es que se ha deshumanizado. Así, de repente, como de un día para otro. La solución, dicen nuestros lumbreros de la política y la gestión, no es dotar con más recursos humanos y medios materiales a nuestros hospitales y centros de salud. No, la solución es humanizar la Sanidad, humanizar los cuidados... Humanizar. Eso sí, mientras se le pide eso a los profesionales, se les trata con la punta del pie, muy humanamente.

Parece mentira que un tecnócrata, sentado en un sillón, venga ahora a pedir una humanización de algo como la Sanidad que, históricamente, ha estado estrechamente ligada a las humanidades y sus ramas de conocimiento. Es como pedirle valentía a un mariscal en el campo de batalla. Nuestros Ilustres Directivos y responsables Políticos deberían saber que los distintos profesionales de la Sanidad que conforman las plantillas en los centros sanitarios precisan de un cuerpo de conocimientos, destrezas y habilidades adquiridas durante su formación académica o en su posterior desarrollo profesional pero también precisan de un gran componente de humanidad para poder atender a las personas en un momento tan delicado de sus vidas.

De esa humanidad que envuelve a nuestros profesionales sanitarios viene aprovechándose la Administración para exprimirlos laboralmente y quemarlos psicológicamente. Por el bien del paciente nuestros profesionales sanitarios son capaces de trabajar casi a destajo, sin medios, y arriesgando seriamente su salud para poder proteger la seguridad del propio enfermo. Si eso no es humanidad que venga alguien y nos lo explique. Es evidente que el sistema sanitario no funciona todo lo bien que debería, es innegable. Pero ello es consecuencia, casi exclusivamente, de la política sanitaria irracional practicada por nuestros responsables políticos con sus recortes en personal y recursos. Por lo tanto no sería necesario el uso de «palabros» como «humanizar» con la clara intención de distraer al ciudadano e intentar decir algo sin aportar nada. Lo que hay que humanizar urgentemente es la nefasta y torpe gestión de algunos políticos, altos cargos de la Administración sanitaria y máximos responsables de cada centro sanitario, cómplices necesarios de sus desmanes.

Ante tal panorama deberíamos empezar exigiendo, como profesionales y ciudadanos afectados, frente a los inventos, ocurrencias y parches de nuestros políticos, gestores y directivos, la «despolitización de la Sanidad». Que deje de funcionar como una puerta giratoria más en la que se van colocando amiguetes o mediante la cual se pagan los favores recibidos. Y, por supuesto, si algo que debería humanizarse sería la gestión de los centros sanitarios, empezando por sus gerentes y acabando por el resto de cargos de gestión...

Y, puestos a pedir, sería deseable también que nuestra clase política gobernante bajase del Olimpo hasta la altura de los mortales: eso también es «humanización».

* Delegado Sindical Satse. Hospital Reina Sofía