Llevo varios años en silla de ruedas y la empuja Hilda, una chica pequeñita pero fuerte. Normalmente no hay problema, pero días atrás tuvimos que subir una rampa corta y muy empinada que le costó algo. En ese momento llegaron corriendo dos hombres de unos cuarenta años «a echar una mano». No hizo falta, pero se lo agradecimos con nuestras mejores sonrisas. Y un rato después pensé que cuando los niños que ahora tengan unos diez años sean hombres seguramente no lo harían, porque llevarán toda la vida oyendo, incluso a niñas de su edad: «A mí un tío no me tiene que ayudar en nada». Y creo que el feminismo, como todo en la vida, está bien, pero con matices. Y que, por ejemplo, no todos los piropos son iguales. Si alguien dice: «Eso es carne y no lo que echa mi madre en el cocido» es grosero y tiene que molestar y estar prohibido, pero si te dicen «eres una carita de nardo» no veo por qué hay que ofenderse. A lo mejor, como ya soy tan mayor no entiendo bien las cosas de ahora. Será seguramente perfecto y deseable que, después de un parto, se turnen el padre y la madre para atender a un bebé. Ya sé que hay biberones y que, incluso para la lactancia materna, se puede sacar y dar después… Pero yo personalmente recuerdo como los momentos más entrañables entre mis hijos y yo cuando soltaban el pecho hartos de mamar y te miraban con esos ojos maravillosos de los niños chorreando leche por los dos lados de la boca. No querría habérmelo perdido.

Por supuesto que se llegaría a conseguir que hubiera el mismo número de mujeres y hombres en los puestos directivos pero hay que pensar que hasta hace poco si se solicitaba por ejemplo un ingeniero se presentaban ocho hombres y dos mujeres.

Creo que se conseguiría muy pronto la igualdad, pero calma… Los hombres no son nuestros enemigos ni nosotras los de ellos. Podemos entendernos estupendamente sin ser tajantes (que es una de las palabras que más he oído) ni los unos ni los otros. Yo, desde luego, si veo a algún nieto o nieta con un botón en la mano se lo voy a coser y si soy «políticamente incorrecta» lo siento.