El título de «Hijo Predilecto» que concede el Ayuntamiento debe recaer en quien, habiendo nacido aquí, haya destacado de forma extraordinaria por sus cualidades, méritos o dedicación profesional si lo ha sido para mayor honor de la Ciudad y máxime si ha conseguido alcanzar una clara trascendencia en el ámbito público.

¿Quién puede dudar de que uno de los grandes mitos de esta ciudad tenía que recibir a título póstumo semejante reconocimiento al conseguir que su nombre vaya asociado de manera indisoluble a Córdoba? Manolete es Córdoba, tanto como Córdoba es Manolete y además en el mundo entero, al margen de cualquier ideología e incluso del debate actual --legítimo-- entre quienes defienden las toros y quienes están en contra. No voy a defender ninguna postura, pero sí afirmo que oponerse a que Manolete sea reconocido como Hijo Predilecto de Córdoba es llevar al absurdo la consigna política que hoy impone que si eres de izquierdas --y muy de izquierdas-- tienes que renegar de lo que sea si huele a tauromaquia.

A quienes se han opuesto, tal vez sea el momento de recordarles que, por ejemplo, Serrat, Alejandro Sanz, Juan Diego o el Gran Wyoming son amantes del arte de cuchares. Que Julio Anguita, que tampoco puede negarlo, confesó en este medio en una entrevista «Llegue a Córdoba en 1947, el año en que murió Manolete. Recuerdo que salimos a ver la ambulancia que traía al cadaver del torero». De Julio Llamazares y su afición taurina, ni hablamos.

Que para rodar una de las cintas que más me fascina, Pedro Almodóvar tuvo que «sacrificar» a más de un toro (y a más de dos) y además sin estar los animales en igualdad con el «torero», rindiéndose el cineasta a un arte tan potente como el suyo. Que Barden es declaradamente taurino y que Miguel Bosé además de serlo, tiene sangre torera en sus venas.

Y termino, debieran haber recordado también antes de votar en contra quienes así lo hicieron, que alguno de sus ídolos o son «sospechosos» de ser amantes del toreo. El presidente Chaves uno de ellos --«mientras Chaves sea presidente habrá toros coleados», se ha dicho--. El otro nada más y nada menos que el gran mito del Che Guevara, cuya foto en la plaza de Las Ventas cualquiera que bucee en internet puede encontrarla a la primera.

* Abogada