Rafael Hernando no es un recién llegado a la política. Debutó en 1983, con solo 22 añitos, como concejal de AP en Guadalajara, y hace tres décadas que ocupa escaño en las Cortes. Si el portavoz del PP encarna en el Congreso el arquetipo de villano no es por bisoñez, ni porque ande poseído por un espíritu atrabiliario propenso a la incorrección política, sino por cálculo táctico. Que el miércoles utilizara la relación sentimental entre Pablo Iglesias e Irene Montero como estilete contra Podemos no fue, por tanto, fruto de un desliz, sino una artimaña. Lo que acarrea mayor gravedad. «No diré que ha estado mejor Montero que usted porque si no, no sé qué voy a provocar en esa relación». El soez zarpazo de Hernando, precedido de los tuits de una compañera de filas sobre «los novios de Podemos», buscaba reventar el debate, sacar a los podemistas de sus casillas, convertir la moción en un pandemónium de gritos y descalificaciones. El PP había vaticinado que la sesión sería un «circo», pero el candidato Iglesias se había refrenado para evitar un espectáculo que desvirtuase sus intenciones. Con una provocación que apelaba a las más bajas pasiones, Hernando pretendía romper el guión morado y alzarse con el triunfo de la profecía autocumplida. Era un trabajo sucio, pero alguien tenía que hacerlo.

Lejos de surtir el efecto deseado, la maniobra se giró contra el PP. Pese a sus tímidas disculpas, Hernando legitimó en sede parlamentaria el discurso sexista que subyace bajo la discriminación social, laboral y familiar que aún padecen las mujeres. Un prejuicio atávico por el que ellas deben cobrar, mandar y hablar menos que ellos, pues por su naturaleza les corresponde una posición de inferioridad con respecto al Hombre, el Macho Alfa. El mismo instinto de posesión que late bajo el terrorismo machista. El PP quiso convertir el hemiciclo en una taberna donde los lances se inician en la barra y se saldan en la calle, pero solo logró convencernos de que si el machismo pervive en la sociedad es porque ha anidado en las instituciones.

* Periodista