Algunos han interpretado la aspiración de Patxi López a liderar el PSOE como un cierre de caminos a la candidatura a la secretaría general de Pedro Sánchez. Pero otros no terminamos de tragarnos esta bola. Entre otras cosas porque López si algo ha dejado claro en estos últimos tiempos de escudero de Sánchez, es que él ya no es aquel político social demócrata de la antigua escuela que se batió el cobre junto con los históricos socialistas para consolidar nuestra democracia. Patxi, bajo el liderazgo de Sánchez, lo que más bien ha demostrado es que era un político amortizado que se mantenía en la política activa comulgando con lo que tocaba en el momento. Y con lo que tocaba comulgar hasta hace muy poco era con el sanchismo, que no es otra cosas que la desamortización de la social democracia española que todos conocíamos hasta ahora. A Patxi, se le ha visto más preocupado en la era Sánchez con no desentonar con ese enconamiento hacia el PP que con hacer honores al socialismo democrático de toda la vida, bajo un proyecto y una ideología. Y en esas está. El discurso de Patxi sigue siendo el mismo que el de Sánchez. Hasta ahora se perfilaba un panorama donde Susana Díaz y Pedro Sánchez se iban a disputar la secretaría. Y este último lo tenía bastante crudo frente a la secretaria in pectore. Pero con esta salida al ruedo de Patxi los votos de los militantes se podrían dividir entre tres candidatos, y esta circunstancia a quién le quitaría votos sería a Díaz. Y como se puede colegir beneficiaría a Sánchez. O bien estrechando su diferencia de votos con Susana, u obteniendo más votos que ésta; o por detrás de López o incluso por delante, que en política nunca se sabe. La entrada de López con su esposa al anuncio ante los medios de su candidatura a la secretaría general del PSOE, tal como la escenificaba Sánchez, huele a heraldo de este último.

* Mediador y coach