Gracias a Eduardo Mármol guardo en el archivo del ordenador, «un maravilloso regalo rescatado de TVE». Se refería a los Estudio 1, 189 obras de teatro clásico y moderno que tanto se echa de menos hoy en la cadena pública. He vuelto estos días a ver Un enemigo del pueblo del dramaturgo noruego Henrik Ibsen, emitida en TVE en 1981 y protagonizada por José Bódalo, Irene Gutiérrez Alba y Cristina Higueras, entre otros actores de aquella época. Lo bueno de un teatro que no se deleita en lo superficial es su actualidad. Fue estrenada en Oslo en 1883 y en Barcelona en1893. El doctor Stockmann, médico de un balneario, descubre que sus aguas están contaminadas y decide hacerlo público por el peligro que supone para la salud. Pero su actitud ética tropieza con la política, el periodismo y la empresa propietaria del balneario. Para nada le vale su insistencia apoyada en los perjuicios que puede causar a los usuarios. Ibsen es rotundo: la demagogia y el populismo manipulan a la opinión pública para que se muestre favorable a ocultar el peligro; paradójicamente, según dice el alcalde, «por el bien común». Las masas vociferantes claman contra el doctor Stockmann, «un enemigo del pueblo». Es el precio que paga quien se queda solo frente a la sin razón de la mayoría exacerbada. Ibsen, sin embargo, pone en boca del doctor estas palabras: «El hombre más fuerte del mundo es el que está solo». Abundan actitudes similares en la actualidad. De ahí la vigencia de la obra. Basta sustituir el simbólico balneario por lo que últimamente leemos en los periódicos o vemos en la televisión espectáculo.

* Periodista