Córdoba con su traje de primavera ha seducido a poetas y cantores. Recuerdo aquella letra del joven cantautor cordobés, Álvaro Vizcaíno Ortega, que dice: «Es Córdoba tierra judía, de toreros y pintores, donde cada primavera nacen toditas las flores, donde las mujeres más bellas, se asoman por los balcones…». Pero de la caló, ni un verso. Y eso que seguro que esas mismas damas que exalta la canción seguían vivas y coleando cuando la canícula encendía las brasas de la primavera. Y no me negará que tras los balcones que esa misma letrilla canta, la belleza se recogía el pelo, se ponía fresquita, bajaba la persiana hasta ese punto donde la luz solo es una sugerencia y como si el susurro de unas alas se tratara, toma que toma, dale que dale, batía el abanico. Por supuesto que la belleza de la primavera es sensual, pero qué me dice de esta estampa de la caló y la belleza intramuros. Tal vez el flamenco, que en estas noches de pórtico del verano cordobés con su Noche Blanca, nos regalase algunos versos hechos quejío, Pues no podrá negarme que el flamenco suena a caló hecho pasión y poesía; a ardor que se esconde en la sombra donde la vida solo se explica con poemas.

Pero el calor también no lleva a los cordobeses a contemplar todo aquello que nos rodea, a veces, como esos espejismos de los desiertos donde uno ve lo que no es o no existe. ¿Serán espejismos los baches de la calle Alfaros?, o ¿los de la calle Mayor de Santa Marina?

Si acaso serán los espejismos de las cosas bien hechas, o de las políticas eficaces de adecentamiento y puesta en valor de las vías que nos llevan al casco histórico, los patios y sus monumentos. En mi barrio, la castiza calle de Almonas, esa que baja desde el Realejo hasta la plazuela de la Almagra, tiene las piedras como las playas de Torrox, descolocadas y profusas. Una señora mayor que con su andador las atraviesa día a día, para comprar lo preciso, siempre que la veo pronuncia la misma letanía: «¿Cuándo van a arreglar esta calle?», y ahora añade: «osú qué caló». Tanta, diría, que hasta nuestro senequismo se derrite.

* Mediador y coach