Con exultante alegría, Palma del Río proclamó Habemus Hospital; el día uno de agosto el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobó la inversión de más catorce millones de euros para construir el Hospital Vega del Guadalquivir. Por fin, y a pesar de tantas dificultades, el proyecto abanderado por la Corporación Municipal que preside el alcalde José Antonio Ruiz Almenara salió adelante. En medio de mensajes confusos, negaciones y correcciones y debates estériles, los palmeños y palmeñas han confiado siempre en conseguir el hospital.

Toca prepararse para tan importante inversión donde pueden y deben estar implicadas las empresas constructoras de la ciudad. Estudiar a fondo el impacto ecónomico, social, urbanístico, empresarial, laboral, que implica la construcción de un centro sanitario. La Unión Europea quiere un hospital construido y operativo para 2020, por tanto, los años 2018 y 2019 son de construcción y tras su equipamiento, la apertura en 2020; el tiempo vuela, y sería lógico que todos los agentes sociales reflexionen sobre el papel que pueden desempeñar en este proyecto marcádamente histórico.

Las grandes inversiones públicas o privadas son instrumentos para el progreso. Pensemos lo que supuso para esta ciudad y municipio la llegada del ferrocarril, la construcción del puente de hierro, la construcción de los canales de riego, la traída del agua potable, la urbanización de la avenida de Santa Ana y Andalucía, los polígonos industriales de El Garrotal y Mataché, el trazado de la barriada del V Centenario, el puente nuevo y la circunvalación... Y ahora el Hospital de Alta Resolución.

Palma del Río ha sabido interiorizar la dinámica democrática y la participación ciudadana. La elaboración de planes estratégicos consensuados por unanimidad son reconocidos por los gobiernos de Andalucía, España y la Unión Europea. Por eso, tendremos hospital.

* Historiador y periodista