La estrategia de Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI), basada en una serie de bombardeos iniciados hace nueve meses sobre las posiciones de la organización yihadista para romperla y así derrotarla, ha fracasado estrepitosamente. Asimismo se ha desmoronado el Ejército iraquí, incapaz de enfrentarse a un enemigo como el EI pese al adiestramiento que han recibido de las fuerzas estadounidenses.

Con la conquista de Palmira en Siria y la de Ramadi en Irak, y del último puesto fronterizo con este país que todavía quedaba en manos sirias, las milicias yihadistas tienen ahora una línea de continuidad que empieza a dos pasos de Bagdad (100 kilómetros) por el este y acaba no muy lejos del Mediterráneo por el oeste. Este ejército terrorista avanzaba ayer de forma imparable por el desierto, sin encontrar apenas resistencia del ejército nacional, que se iba replegado de distintas zonas tras plantar cara débilmente.

Esta autopista permitirá al EI proseguir en la creación de una estructura administrativa para su Califato mientras plantea un serio problema para la Administración estadounidense, que mantiene su intención de no enviar tropas de tierra a este conflicto, a pesar de que se sigue extendiendo. Ante la inoperancia de las Fuerzas Armadas iraquís y contra los deseos de EEUU, el Gobierno de Bagdad ha hecho un llamamiento a las milicias chiís para combatir al yihadismo, añadiendo así el riesgo de una nueva guerra sectaria en la que se complique la situación con la entrada de nuevos actores cuya motivación puede basarse en el enfrentamiento religioso.

ATENTADO SUICIDA De hecho, la provocación quedó clara ayer mismo, cuando el grupo terrorista EI extendió sus tentáculos hasta Arabia Saudí con un atentado suicida en una mezquita chií en la población de Al Qadih, donde murieron una veintena de personas y un centenar resultaron heridas. Ese ataque es el más grave perpetrado contra los chiíes saudíes y en general en todo el reino desde hace una década y pone de manifiesto las intenciones del EI de golpear a los ciudadanos que no profesan la doctrina suní.

El avance del EI está obligando al presidente Obama, totalmente reacio a enviar tropas de tierra y menos aún estando como está en la recta final de su mandato, a replantear la estrategia de Washington. En el 2003, un irresponsable presidente Bush declaró acabada la guerra de Irak. Doce años después, la guerra sigue y cada día que pasa es más difícil pararla.