Los plazos formales pactados se consumieron y, tal como se preveía, Grecia no cumplió lo acordado. La medianoche pasada era el momento límite para que el Gobierno de Atenas devolviera al Fondo Monetario Internacional (FMI) 1.600 millones de euros, condición indispensable para poder seguir recibiendo auxilio financiero de mayor envergadura tanto del propio FMI como de la Unión Europea y el Banco Central Europeo, las instituciones antes conocidas como la troika.

El incumplimiento de este compromiso por parte del Gobierno de Alexis Tsipras aboca técnicamente a Grecia a la suspensión de pagos, pero aún hay un resquicio para que eso no se materialice ni se desencadene una espiral de consecuencias financieras tan imprevisibles como con toda seguridad perniciosas a nivel internacional.

PROPUESTA INESPERADA

El dramático e inacabable toma y daca entre Bruselas y Atenas tuvo ayer una inesperada propuesta de Alexis Tsipras: la petición de un tercer rescate de 29.000 millones de euros y un plazo de dos años para reestructurar el paquete global de la deuda griega. La propuesta del primer ministro venía precedida de informaciones que apuntaban a que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había deslizado a Atenas la posibilidad de algunas concesiones de la Unión Europea para reconducir la crisis. Pero la reunión telefónica de urgencia que celebró el Eurogrupo no hizo variar la posición formal de la Unión Europea. Y aunque hoy habrá otra ronda de contactos, todo indica que el tenso impasse actual se mantendrá hasta el próximo domingo, cuando los griegos votarán en referéndum si aceptan o no la propuesta oficial formulada por la extroika el

25 de junio.

POSTURA ALEMANA

Alemania abandera en la Unión Europea la postura de quienes aceptan hasta las últimas consecuencias el envite de Tsipras de someter a consulta lo que los socios europeos proponen a Grecia. Angela Merkel cree probablemente que puede ganar el sí, pero que si sale el no la responsabilidad de las consecuencias será por entero del Gobierno de Syriza.

¿Hay margen de aquí al domingo para que un hipotético acuerdo in extremis con la Unión Europea fuerce a Tsipras a desconvocar la consulta o recomendar el sí? En la situación actual, parece extremadamente difícil, pero si algo está claro es que esta batalla que contiene el aliento de Europa es política, y que política debe ser la solución. Después del domingo, sea cual sea el resultado en Grecia, los actores de este drama deberán volver a verse las caras para seguir negociando.