El criterio se puede revestir de belleza, y crear su tensión de pureza sonora. Es lo que sucede con la Cátedra Luis de Góngora, que une a los autores por un linaje de consumación que tiene su propia familiaridad con el poeta, que lo quiere habitable y lo transita con el aire actual de la gran tradición contemporánea. Que en un mismo cartel estén unidos Pablo García Baena y Pere Gimferrer, con la efigie de Góngora en el fondo, es casi un retablo barroco natural que se debe agradecer a la Universidad, el Ayuntamiento y la Diputación, y al director de la Cátedra, Joaquín Roses, que ha hecho de la dignidad y la inteligencia en el tratamiento de la proyección gongorina un sostenimiento de rigor. Estarán además Antonio Carvajal, Andrés Sánchez Robayna y Clara Janés, en jornadas programadas hasta el 4 de diciembre, con la presencia estelar de Pere Gimferrer, que vendrá de presentar sus nuevos libros: Per riguardo (Con cuidado) , sus poemas escritos en italiano y publicados en Vandalia, y El castillo de la pureza , editado por Tusquets. En una ciudad en que si te descuidas tropiezas con una mesa redonda de buenas intenciones, la cuadratura del círculo de la auténtica poesía puede también darnos el fulgor. Cada uno tiene su gusto literario y vital, pero García Baena y Pere Gimferrer son el lujo verbal convertido en asombro. Y es una alegría que a Córdoba vengan también grandes poetas, para homenajear a Góngora y sacarlo del ensimismamiento acadé- mico. La constancia de esta Cátedra Luis de Góngora, su aproximación permanente a la mejor poesía actual, pone a la ciudad su mejor adjetivo.

* Escritor