A tenor de los recientes acontecimientos políticos ocasionados por una parte del cuerpo institucional de la Comunidad Autónoma Catalana, nítidamente revelado en golpe de Estado, y en práctica desobediencia y sedición, ya no sirven para reconducirlos medias tintas ni paños calientes. Ni posturas pusilánimes ni contemporizadoras. En todo caso instar de oficio la aplicación del Código Penal, o la renovación del constitucional art. 155.

El xenófobo radicalizado jamás dará su brazo a torcer y no habrá argumento posible que le haga desistir de sus muy tozudas e irracionales pretensiones; siendo sabedor, una vez más, de haber encontrado el momento propicio para organizar el levantamiento contra el orden establecido, habida cuenta de la debilidad que estima de la autoridad política a la que se debe.

La probabilidad de que tal situación acaezca se incrementará cuando ese poder político no se asiente en un robusto y poderoso sistema de partidos dentro de un parlamento sólido; cuando los líderes no sean capaces, por su ineptitud, de laminar los conflictos de la vida pública y más si son agudos; cuando las instituciones no se adapten al compás de las nuevas situaciones históricas, ni puedan asumir holgadamente esos nuevos roles políticos mientras las condiciones socioeconómicas de la ciudadanía muestren signos de deterioro o no mejoren.

Así pues el golpe de Estado no se define solo en principal razón de la violencia que pueda llevar como fin, aunque también se dé, sino en su manifiesta ilegalidad, o en la clara conspiración y en los métodos usados para perpetrarla. Y, porque, además, uno de sus aspectos más importante estriba en su lado técnico. Y por tanto, el primer frente para la defensa del Estado no debe estar únicamente enmarcado en el parlamento, sino en todo aquello que conforma su organización básica, como son las comunicaciones en general, y entre estas los medios sociales de difusión, verbigracia la televisión, centros energéticos, financieros, etc. A los golpistas el control de esa trama les puede asentar en el poder de forma duradera.

* Doctor ingeniero agrónomo. Licenciado en Derecho