En estos días los que se sientan en despachos públicos están más pendientes de la prosperidad de sus opciones que del bienestar del pueblo. Tanta rivalidad no está motivada por la competencia por significar la mejor opción para la gente sino por acceder al poder para asegurar sus puestos de trabajo. Hoy se debaten con independencias absurdas, guerras pasadas, acusaciones mutuas de corrupción y para poner la guinda, la formación de los mandatarios. Pero todo está movido paradójicamente con una complicidad recíproca. Y no solo porque tienen que justificar su jornada laboral sino porque muchas de estas propuestas les reportarán beneficios. El resultado es que los ciudadanos estamos cada vez más lejos de los que nos gobiernan y eso es una pena porque se supone que ellos son los paladines de la prosperidad de nuestros hijos. Los políticos deberían ser algo así como nuestros hermanos mayores, pero ya ven ustedes cuán lejos están de eso. Alguien debería contar la verdad a los catalanes independentistas porque dicha independencia solo haría flipar a los políticos, pero la vida del pueblo cambiaría para mal porque reconvertir una Cataluña independiente conllevaría un enorme gasto para ellos; más dinero de los hogares a cambio de nada porque libertad y democracia ya tiene Cataluña. En cuanto a desenterrar a Franco bajo el pretexto de la reconciliación y la paz... ¿pero de qué reconciliación hablan si las personas de a pie no estamos enfrentadas? ¿Será posible que estos melones no sepan que la guerra terminó hace la tira? La exhumación esa, lejos de colaborar en una paz que ya está pero que a ellos no les conviene ver, solo va a servir para resucitar el franquismo radical. También buscan a los corruptos del partido contrario como el que busca agua en el desierto, pero no para purificar a toda la clase política sino para denostar al contrario con el objetivo de que no sea votado. Y ya, por último, ante la falta de planes para salir de la crisis unido a la agonía por acceder al poder, están investigando los currículos de sus rivales para tacharlos de poco preparados y embusteros para que dimitan y perjudiquen a sus partidos. En realidad, ninguno ha mentido en las licenciaturas sino en cursos que todos sabemos que no valen para nada salvo para eso, para rellenar el currículo. Pero aquí todo vale para hundir al contrario con la tontería de los currículos aun cuando lo grave de cara al tema de la formación es que todos ellos tienen en sus aparatos orgánicos a personas colocadas que nunca terminaron las carreras pero que fueron enchufados por las influencias que portaban. Hoy muchos políticos solo miran por sí mismos y su entorno y ni miran ni conocen a la gente. Por eso son gentuza.

* Abogado