Vi por televisión las dos finales de copa, española y alemana, que fueron muy distintas. Por Alemania se enfrentaron el Bayer de Múnich y el Borussia Dortmund. Por España, el Sevilla y el Barcelona. Baviera, de donde procede el Bayer, es un «Länder» que cuida su identidad cultural y su bandera. El Borussia, lo mismo aunque sin exagerar. Las dos aficiones abarrotaban el Estadio Olímpico de Berlín con las banderolas de sus equipos y las de sus respectivas regiones. Todos al unísono entonaron el himno de Alemania. Todos eran alemanes. Lo contrario al sonar el himno de España en el Vicente Calderón. Música embadurnada con pitidos y exhibición de “estrelladas” independentistas. Sin embargo aquellos «hinchas» catalanes aceptan la Liga y la Copa de España. ¡Vaya contradicción! Toda esta parafernalia es de sobra conocida pero hay algo más. En Alemania, como siempre, retransmitió el encuentro la televisión pública. En España, una cadena privada. Dirán que TVE está arruinada y no puede pagar la retrasmisión. Cierto, pero hay que señalar a los culpables: los dos partidos -UCD y PSOE-- que consensuaron el nefasto Estatuto de RTVE en 1980. Al presentar su nueva novela, Luis Goytisolo ha dicho: «Estamos llenos de disparates que la gente asume con normalidad». Y no solo la gente. Hay un silencio sepulcral sobre todo este asunto. Asimismo, los partidos políticos se oponen a que el debate electoral a cuatro lo emita TVE. No la consideran neutral y eso es verdad, ahora y desde 1981; porque no es televisión pública. Es privada de los gobiernos que la controlan.

* Periodista