Vi el partido Madrid--Atlético en la pública alemana ZDF gracias a mi parabólica. Los españoles también lo vieron en una cadena comercial. Durante la media hora previa al comienzo, la pública se dedicó a informar sobre la semifinal. Un periodista y el antiguo portero del Bayer, habitual experto en futbol internacional de la ZDF, analizaban a los dos equipos y, también, al Juventus y al Mónaco. Ofrecían videos de encuentros previos y sutilmente se preguntaban quién podría ser el campeón de este año. Era un cúmulo de información audiovisual para el buen aficionado, salvo un minuto anunciando la marca de un automóvil ¿Y de qué informaba la cadena privada durante todo ese tiempo? De lo de siempre, de anuncio tras anuncio. Tenía que resarcirse del coste de los derechos de emisión. Durante el descanso y al final, la privada siguió con lo de siempre; mientras la pública analizaba las jugadas más destacadas del primer tiempo y de todo el partido. La teoría dice que el sujeto de la información periodística es el lector de prensa, el oyente de radio y el espectador de televisión. Lo cumplió a rajatabla la pública ZDF. Para la comercial el sujeto --lo importante-- era en primer lugar, la publicidad. Los miles de aficionados son la mercancía ofrecida a los anunciantes a cambio de que paguen bien caro por el «spot». Una prueba más de que los partidos en «abierto» no son gratis. El aficionado compra lo que ve en la pantalla pero más de lo que necesita. Y cuando la pública es verdaderamente pública, ahí está para evitarlo. TVE ni estaba ni se la esperaba. Está arruinada en todos los sentidos.

* Periodista