Una manzana o una cebolla solitaria, un puñado de cerezas... Cada vez se venden más frutas y verduras por unidades, o raciones diminutas envueltas en plástico y sobre bandejas de poliexpán, lo que garantiza que con un ínfimo consumo lanzaremos al planeta toneladas de residuos que sobrevivirán siglos. Sobre esto ha lanzado una campaña Greenpeace, invitando a los consumidores a ser responsables y no utilizar estos envases. Al respecto, ayer se difundió una buena noticia: un grupo de científicos de Reino Unido ha diseñado una enzima capaz de digerir algunos de los plásticos contaminantes más comunes, una solución potencial a este grave problema medioambiental. Mientras se consigue, mejor seguir el consejo de Greenpeace.