El primer encuentro entre el nuevo seleccionador nacional, Luis Enrique, y el capitán de La Roja, Sergio Ramos, tenía su morbo por aquello del pasado azulgrana del técnico y algún desencuentro en el pasado con el jugador del Real Madrid. Sin embargo, con las cámaras por testigo, el saludo fue el de dos colegas de toda la vida. Estaba Ramos departiendo con los ayudantes del asturiano cuando éste se acercó por la espalda y le dio un empujoncito. A partir de ahí, la conversación clásica de un 1 de septiembre sobre el verano y la familia. El madridista comentó al seleccionador que con los niños se puede descansar menos, ante lo que Luis Enrique le sugirió que los meta «en el congelador». Vamos, lo mismo que él ha hecho con Jordi Alba.