El violinista cordobés conquistó ayer uno de los principales escenarios del mundo, el Liceo de Barcelona. Una clamorosa ovación despidió la actuación de este virtuoso del violín, que suma así la Ciudad Condal a la lista de capitales que ya se ha rendido a su forma de adaptar el flamenco. Anoche fue magistral el diálogo que mantuvieron el violín y la guitarra.