No entiendo mucho de flamenquines gigantes ni de récords Guinness, pero me parece que aquí ha habido tongo. En las fotos se veía que estaba hecho a cachos, aunque algunas noticias apuntan a que es que tuvo que ser troceado para su manipulación y servicio, lo cual es lógico pero desvirtúa la esencia de estos récords tan importantes. Por ejemplo, cuando se elabora un pastelón cordobés para alimentar a los cientos de miles de ciudadanos que hacen cola, o se cocina una paella gigante, que a la fuerza tiene que salir quemada por algunos sitios y casi con los granos de arroz crudos por otro (de nada vale que a muchos les guste o prefieran el socarrat , porque está claro que el plato ha fallado), se preparan enteros. En las redes sociales leo el disgusto de algunos ciudadanos porque el flamenquín estaba crudo, pero imagino que no lo estaría en su totalidad, se trata de una apreciación injusta de alguien a quien seguramente le tocó un trozo poco hecho, como lo del socarrat de antes pero a la inversa. La primavera de verdad ha comenzado con este asunto tan adecuado a nuestras esencias que deja empequeñecido a la muestra del Paseo por las Ciencias ; donde haya una buena mesa de 51 metros para llenar la andorga, que se quite la docena de puestos para alimentar el intelecto y despertar la curiosidad. Y ahora que algunos claman por la recuperación de la proclamación perdida como Ciudad Europea de la Cultura ante el desprecio de San Sebastián por la misma, sería ocasión también de quitarle la fama de sus sociedades gastronómicas. Porque queda demostrado que nosotros tenemos el flamenquín más grande.

* Profesor