Se termina el verano por el valle del Guadalquivir entre rodajes cinematográficos. Palma del Río ha sido el escenario elegido para rodar una película muy española con Fernando Esteso como protagonista de una historia de emigrantes y retorno al pueblo natal. La ciudad ha sido un revuelo de actores, selección de extras para escenas muy locales en la feria de agosto, en el cementerio municipal, por calles y avenidas e incluso el despacho del alcalde. Por unas horas, el regidor de cine fue el actor palmeño Jesús Carrillo. Me cuentan que estuvo sembrado.

Y es que una cosa es ser alcalde de verdad y otra interpretarlo. Para el actor Carrillo acabó su responsabilidad municipal en el momento que el director gritó: "¡corten!"; para el político Almenara volvió a las horas para poner la maquinaria municipal a funcionar al grito de rodando. Se acaba lo virtual, la utopía, y nos topamos con la realidad. La política en campaña electoral pudiera parecer un guion de una buena película, pero el verdadero esquema, presentación, nudo y desenlace, es bien distinto e imprevisible. Los actores municipales están escribiendo el desenlace, apuntan, tachan, consultan, llaman y se topan con otro guion escrito por otra productora. Pronto veremos el final del rodaje de Re-emigrantes en la gran pantalla. El principio de la otra película comienza en otoño. La película del realismo, los números y los avatares de otra naturaleza. Qué suerte, lo peliculera y teatrera que es Palma, Aprendiendo a morir, El reino de los cielos y el cine de las sábanas blancas.

* Historiador