Reflexiones de una maestra el día de San José de Calasanz (27 de noviembre). Hace algunos años, el día del Maestro era un Día grande en Educación. Además de recordar y reflexionar sobre el pionero de una educación para todos (S. José de Calasanz), era una jornada para dignificar la labor de los profesionales que modelan el futuro de un país. Arquitectos, abogados, médicos, ingenieros... Todos vivieron gran parte de su vida escolar junto a uno o varios maestros/as.

"Somos el comienzo para conseguir un fin". No somos conscientes de la falta de dignificación de nuestra labor docente, donde Magisterio es una carrera de fácil acceso, posibilidad de ejercer en un ministerio que, como diría Calasanz, es el más beneficioso, útil, necesario y natural.

De este modo, la vocación queda huérfana, vacía... Solo es necesario disponer de unos conocimientos mínimos en psicología y pedagogía, amén de una formación elemental, para enfrentarnos al reto de "modelar almas".

Siguiendo con José de Calasanz, patrón del maestro, que supo como nadie despertar las inquietudes de los niños hacia el aprendizaje como medio para avanzar y ser felices, hagamos de la Educación un servicio leal, comprometido con la sociedad impregnada de tanto egoísmo, egocentrismo, violencia... que ahogan la ilusión y necesidad de evolucionar.

El currículo actual requiere que se integren algunas celebraciones y conmemoraciones, para recordarnos valores fundamentales: No Violencia, Día de la Paz, Día de los Derechos Humanos..., sin embargo olvidamos al gran transmisor que potencia día a día en sus aulas estos cimientos. Nuestro maestro/a.

Deberíamos dedicar un espacio a estudiar y reflexionar sobre nuestra labor, las dificultades, los proyectos... Con el fin de que el alumnado conozca, respete y pondere nuestra labor, tan desprestigiada en muchos sectores de la misma Comunidad Educativa. ¡Felicidades compañers!

Un abrazo para tods.

* Profesora CEIP 'Andalucía' (Córdoba)