Cuando acaba el año, lo que suele tocar es hacer balance. Confrontar lo positivo con lo negativo. Así, nos podemos preguntar ¿qué tal fue el 2017 para España? Pues realmente depende de como se mire. Si nos ponemos a lo Bridget Jones (me refiero a las novelas):

-Crecimiento económico: aceptable.

-Desempleo: entre regular y mal.

-Pobreza: mal.

-Déficit público: regular.

-Reformas de la Administración pública: ninguna.

-Presupuestos Generales del Estado nuevos: ninguno.

-Comunidades autónomas que se han querido independizar de España: una.

Nuestro PIB terminará creciendo alrededor de un 3,1% según la mayoría de las previsiones, mientras que a nivel de Andalucía lo hará algo menos, en un 2,7%. Ambas son buenas cifras e indican una salida de la crisis económica, además de una mejora del desempleo. De hecho, esperemos que en España se situé en una tasa de poco más del 16% (cifra que no se daba desde el primer trimestre de 2009); aunque en Andalucía sigue siendo una asignatura pendiente, al acabar el año por encima del 25%. Eso sí, con una rebaja de 3 puntos, aproximadamente, respecto al 2016. No obstante, tanto a nivel español pero sobre todo andaluz, nos debe preocupar la tasa de población activa inferior a la de países más avanzados de la UE, el desempleo de más de un año, los jóvenes parados y la brecha de género. Estas son cuestiones que no se han logrado solventar, debido a que requerirían arreglar cosas complicadas, como el cambio en la estructura productiva hacia actividades de alto valor añadido e industria, o la mejora inmediata de la educación a todos los niveles (que no todo se puede enmendar desde la economía). Al seguir teniendo un desempleo elevado, y sobre todo unos sueldos prácticamente estancados (en 2015 subieron un 1,1%) con el salario más frecuente en 16.400 euros brutos al año, la tasa de riesgo de pobreza en España (22,3% en el año 2016) y Andalucía (35,4% en el año 2016) no se espera que bajen más de un punto y poco, con suerte. Considerando estas cifras, y además teniendo en cuenta que el endeudamiento de las familias españolas habrá disminuido respecto a 2016 y aumentado sus inversiones financieras, no hay duda de quién está realizando el esfuerzo.

En cambio, no se puede decir lo mismo a nivel de Administración pública. Seguimos teniendo un déficit público, según Montoro, del 3% con una deuda pública que ya supera el 100% del PIB. Hay gente que se vanagloria de esta cifra, desde mi punto de vista no entiendo por qué cuando se crece, se consume, se invierte, se exporta, se ahorra, etc. a pesar de todo el aparataje administrativo, llámese estatal, autonómico, provincial o local. No se ha reformado ninguna ineficiencia de la Administración pública, donde la burocracia para cualquier cosa sigue siendo inmensa, el número de políticos sigue siendo enorme comparado con otros países UE; lo mismo pasa con el número de ayuntamientos o empresas públicas, y también de asalariados públicos. En Andalucía, por ejemplo, casi 1 de cada 4 asalariados cobran de lo público. Igualmente, no tenemos Presupuestos para el 2018, lo que implicaría la congelación de todas las partidas según lo recogido en 2017. Rajoy ha dicho que le resulta prioritario aprobarlos, para ello vamos a tener que pagar todos el cupo vasco. Ahora bien, que esto lo diga en diciembre de 2017 tiene «su aquel», sobre todo cuando añade que dedicará todos sus esfuerzos a conseguirlo; esfuerzos que quizás debió dedicar allá por julio o agosto. Por último, lo más destacado de 2017, y que no se sabe aún cómo afectará a 2018: Cataluña. Por cierto, felicitar a Inés Arrimadas, la ganadora de las elecciones autonómicas catalanas pese a los otros seis candidatos. ¡Ah! y siempre nos quedará #Tabarnia.

* Profesora de Economía

Universidad Loyola Andalucía

@msalazarord