Las fechas claves del comunismo han estado siempre pegadas a efemérides cristianas. Y de descanso. Al menos algunas. El 9 de abril de 1977, Sábado Santo, el presidente Suárez legalizó el Partido Comunista de España. Y el 8 de diciembre de 1991, día de la Inmaculada Concepción, se disolvió oficialmente la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Días, el de la Pura de este año, que te levantas, lees el periódico y no sabes de qué parte estarían el capitalismo y el comunismo con las noticias de la primera y última página de este periódico. La portada refleja que descendientes de la fundadora le piden a las monjas clarisas que el convento de Santa Isabel al que acuden los fieles cada semana para pedir favores a San Pancracio, salud y trabajo, en las inmediaciones de Santa Marina, no lo vendan, como al parecer pretenden, para hotel. En la última página el CÓRDOBA daba también el día de la Pura la noticia de que La Flor de Levante, el negocio de helados, batidos, turrones y demás sabores de dulce aceptación al lado de lo que fuera el Palacio del Cine, en Las Tendillas, se esfumará porque una cadena catalana quiere instalar por esa zona un hotel de lujo. En este último caso el capitalismo estaría, lógicamente, a su favor porque el negocio es su espíritu y su laica devoción. El comunismo como doctrina estaría en contra de un hotel de lujo ya que a él solo podrían acceder los más pudientes. ¿Y con el convento de las clarisas? Con la Iglesia hemos topado: el obispo ha dicho que no está de acuerdo con la pretensión de negocio de las monjas, y estas, que van a reclamar al Papa. El capitalismo, en este caso, diría que todo para adelante si se va a obtener rentabilidad económica. El comunismo a lo mejor mandaba a las monjas a Roma y quizá hiciese en el convento viviendas para los desahuciados que van a pedirle salud y trabajo a San Pancracio. El día de la Pura, desde nuestra infancia, es una fecha señalada en rojo. Por el comienzo casi de la Navidad y porque el calendario cristiano nos ha marcado además de los días de ocio y de trabajo, los singulares. Como le ocurrió a la URSS y al PCE.