Lo que pasa es que estamos cansados de las mismas diatribas a plazo fijo. Todos los 18-J, 20-N, 23-F, 12-O, 6-D y, por supuesto, los 31-O cuando el Halloween, posicionamientos telúricos, carpetovetónicos, de orgullo patrio contra una fiesta que los yanquis han sabido infantilizar y comercializar muy bien, como todo lo que tocan los anglosajones. Imagino que los que se oponen con argumentos respetables no pisarán una hamburguesería, no andarán en vaqueros y zapatillas deportivas, no llevarán nunca una gorra al revés ni, por supuesto, harán footing, jogging o trekking, sino un senderismo tranquilo con sombrero de paja y cayado de pastor. Lo que pasa es que nos cansa ver cómo siempre los mismos son capaces de explotar e ilusionar, divertir y entretener con lo suyo mientras aquí mucho criticar pero somos una nulidad a la hora de expandir lo nuestro. Si nos tomáramos en serio la bestial implantación e influencia real de nuestra lengua y cultura en el mundo, de las que no somos conscientes, dejaríamos de flagelarnos todo el día con complejo de culpa judeo-cristiana por nuestra Historia, que fue gloriosa, única, peculiar, y haríamos mejores películas y series, inventaríamos fiestas de Difuntos con niños ataviados con golas, jubones y ropillas del Siglo de Oro a lo Juan Tenorio, o de espectros a lo convidado de piedra, y niñas con hábitos de doña Inés, y lo venderíamos en nuestro ámbito cultural y más allá, Plus Ultra , ¿les suena?, seguro que no, pero sí les suena Liberté, Egalité, Fraternité . ¿Lo ven? No tenemos remedio.

* Profesor