La decisión, tras múltiples debates, ya está tomada por parte de sus protagonistas. La Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba ha votado mayoritariamente a favor del traslado de la carrera oficial de la Semana Santa al entorno de la Mezquita-Catedral. El acuerdo obliga a todas las cofradías, tanto a las 22 que ya hacen estación de penitencia en el primer templo de la diócesis --o a las que ansiaban incorporarse a este circuito-- como a las que se oponían por razones logísticas o de otra índole. Ahora se pone a cero un contador que va a correr muy deprisa, pues en menos de seis meses habrá que reformular por completo la Semana Santa en horarios e itinerarios, cambiar pequeñas tradiciones muy asentadas, intendencia, sillas y palcos… La Semana Santa de Córdoba se revoluciona, y esa revolución no atañe solamente a los cofrades. Es la ciudad entera la que deberá adaptarse a los cambios, y son muchas las voces que quieren ser escuchadas. El diálogo productivo se convierte en una necesidad urgente e inexcusable.

El Ayuntamiento, a través de varios de sus servicios, tendrá el principal protagonismo en las acciones que se lleven a cabo. Los vecinos de las calles cercanas a la futura carrera oficial -entre los que hay posiciones a favor y en contra del cambio- coinciden en preguntarse cómo entrarán y saldrán de sus casas, qué zonas habrá previstas para una eventual evacuación o para el acceso de las personas mayores e impedidas. Los comercios y negocios de hostelería necesitan saber a qué atenerse y cómo informar a los turistas. Los ciudadanos querrán averiguar si tienen opción a disfrutar de los desfiles en esa zona cercana a la Mezquita-Catedral sin contratar sillas o palcos... Será necesario diseñar un nuevo plan de seguridad entre el Área de Seguridad del Ayuntamiento y las Fuerzas de Seguridad del Estado, partiendo de lo existente y de eventos como la Magna Mariana o el Vía Crucis Magno, pero analizando nuevos riesgos y situaciones. Y se requiere un nuevo plan de tráfico para los particulares y para los servicios públicos. Es mucho lo que queda por hacer, y la mayor parte de este trabajo dependerá de la buena coordinación entre la Agrupación de Hermandades y Cofradías y el Ayuntamiento de Córdoba, del que se va a exigir un gran esfuerzo. La alcaldesa, Isabel Ambrosio, ya ha dicho que atenderá a los vecinos en sus opiniones y necesidades, y el presidente de la Agrupación, Francisco Gómez Sanmiguel, ha anunciado que de inmediato empezarán las reuniones para avanzar en los preparativos. La decisión, como señalábamos, ya está tomada, pero su acertada ejecución depende de múltiples factores, pues afecta a numerosos colectivos. Escuchar a la ciudad e intentar hacer una planificación minuciosa que resuelva los problemas antes de que se presenten es el desafío. Un reto para el que actitudes positivas y de diálogo allanarán sensiblemente el camino.