Explicar la evidencia siempre conlleva una gran dificultad, resultando habitualmente un fracaso, máxime si se efectúa ante quien se encuentra obsesionado con su propio razonamiento, aunque la convicción que se le contraponga aparezca con el marchamo de la certeza, sin sombra de duda. En general lo evidente no necesitaría explicación alguna, ni en cuanto lo que es ni en qué consiste, sobre todo cuando el conocimiento que lo avala se fundamenta en la experiencia veterana y en la praxis del conocimiento científico.

La vieja guardia socialista, o una importante parte de ella, acudiendo a lo evidente y al conocimiento histórico han acordado por escrito que la alianza del partido del genuino Pablo Iglesias, fundador del PSOE y de la UGT, con los actuales, irreales y en auge, demagogos de nexo leninista sería un error tóxico y mayúsculo, pues los giros populistas de estos acabarían emasculando a la socialdemocracia; partido, que con los conservadores vertebran la unidad nacional. Sin embargo la dicotomía en el socialismo democrático no es nueva, el ejemplo lo recoge la historia con el enfrentamiento entre Besteiro y Largo Caballero, si bien este se dio en el seno del partido, ya rodado, y en los avatares de la II República. Así pues, ante la crítica situación actual y teniendo en cuenta los resultados de los comicios del 20-D, y el órdago del secesionismo catalán, el grupo de acrisolados veteranos socialistas aboga por acordar lo que denominan un programa de gobierno de los constitucionalistas, o coalición de democracia consociativa.

* Doctor ingeniero Agrónomo

Licenciado en Derecho