En la tramitación de la Ley de los Presupuestos Generales del Estado, el Gobierno ejerció el veto constitucional sobre miles de enmiendas presentadas, dado que suponían un incremento del gasto sin reflejo en los ingresos, y descuadraban los PGE. La mayoría de estas enmiendas, por un importe que rozaba los 47.000 millones de euros, presentadas por los grupos que habían rechazado participar previamente en la negociación, se presentaron contra la sección 31, la de «imprevistos» de los ministerios, dotada con tan solo 15 millones de euros.

El portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, lo definió muy gráficamente en la tribuna del Congreso: es como si una aerolínea vendiera 47 mil billetes para un avión de 15 plazas, y luego se queja de que sus pasajeros no vuelan. «Estas enmiendas son una estafa overbooking a la ciudadanía», dijo.

Pero la estafa va mucho más allá. ¿No es una estafa que unos representantes públicos se nieguen a priori a participar en la negociación de la ley más importante del estado? ¿No es un boicot a su tramitación presentar más de 5.500 enmiendas (récord absoluto en la historia de la democracia), que luego se transaccionen y modifiquen horas antes de la votación? Ni siquiera los proponentes conocían el destino que habían sufrido sus enmiendas, o de dónde sacaban el importe para sufragar los gastos propuestos. ¡Pregunten a los periodistas que han seguido la tramitación!, lo único importante para algunos diputados era sacar pecho y presumir del rechazo de unas enmiendas presentadas al peso, con el único objetivo de embarrar y retrasar la tramitación de la ley de presupuestos que permitirá que se paguen las pensiones, por ejemplo.

Porque eso no lo dicen. Si no se hubieran aprobado los PGE, que contemplan la posibilidad de financiar con créditos las pensiones, no hubiera podido pagarse la extraordinaria de este verano, al estar en mínimos el fondo de reserva de las pensiones. Ni se convocarían oposiciones, ni se iniciaría ninguna nueva infraestructura, sólo continuarían las obras ya iniciadas.

Para PSOE, Podemos, ERC, Compromis, PdeCat y Bildu es más importante jugar a enfrentar territorios, en ello les va su supervivencia, poniendo el acento solo en la partida de infraestructuras del Ministerio de Fomento: que si mi puente, que si mi puerto, que si arreglar el campanario de mi pueblo...

Para Ciudadanos son más importantes las personas, por eso centramos nuestra negociación en conseguir 2.000 millones adicionales para políticas sociales (sanidad, dependencia, pobreza infantil, etc), y otros 2.000 en políticas naranjas que permitan reactivar la economía (autónomos, complemento salarial para jóvenes, etc).

PSOE, Podemos, ERC y Compromís, hasta cuatro grupos reconocieron a lo largo del debate que su única intención era cargarse los presupuestos. A los lobbies, grupos de interés, oenegés o sectores cuyas reivindicaciones recogieron, solo puedo decirles que los engañaron. En Ciudadanos nos ponemos a su disposición en el futuro, ya que negociar con irresponsables como la izquierda radical no sirve para nada. A modo de ejemplo, solo podemos votar «no» a construir nuevas comisarías si es a costa de que Policía y Guardia Civil no tengan teléfono o internet.

El colmo de su hipocresía alcanzó el absurdo cuando se abstuvieron de votar sus propias enmiendas si éstas eran aceptadas en la ponencia. Lo único que les importaba era sacramentar el «No», el debate de presupuestos era el escenario, pero la verdadera batalla se daba entre la izquierda, en la lucha por reconquistar el voto perdido. Y en esa batalla, las bajas colaterales son ustedes, la ciudadanía y sus legítimas reivindicaciones.

* Diputado nacional de Ciudadanos (Cs) por Córdoba