Te sientes como hoja llevada por el frío. ¿En qué silencio acabarás? Te dices que está ya muy lejano todo lo vivido y su esperanza. No te preocupes más. Ahora es cuando lo tienes todo. Descansa. Sólo tienes que esperar. La primavera vuelve. Oye cómo tu silencio vibra de emoción en muchas más palabras. Tu vida es así; cuando crees que se ha callado, surge con una nueva voz; cuando todo en ti te dice que te has muerto, despiertas con más vida. Sólo tienes que esperar. Cuando pienses que has perdido la paz de la victoria y nada más eres un campo extenuado de derrotas, es cuando Dios puede obrar el misterio de su amor. Tu luz está siempre sobre el tiempo. Las nubes pasan; el cielo permanece. Los fríos sólo son un temblor con el que acabarás riendo desde el fondo. Lo único que posees de verdad es el tiempo de regresar a la alegría. Por eso siempre te amanece; aunque no quisieras; aunque te digas tantas veces que el cansancio te va a hundir en sus inmensos abismos de tristeza, siempre habitarás en el amanecer. De lo más hondo de tu madrugada, empieza a surgir el nuevo día; de lo más solitario de tu noche, se estremecen los pájaros del alba. Puedes decirte que ya no perteneces al amor; puedes creer, cuando otra noche llegue, que no es para tu corazón la fiesta de la libertad. No importa; sólo muere lo que tiene que morir. La muerte que te sientes sólo es el pálpito con el que tu vida empuja hacia más vida. No existe tu desesperanza; sólo es un suspiro del cansancio. Tu semilla vive en el surco para saltar hacia más luz. Verás siempre la flor. El viento se hace brisa. Tú sabes que siempre alguien te quita de los labios esa cansada soledad y les endulza el sabor de la amargura. Aunque creas que acabas en la nada, la nada te devuelve hacia tu vida. No importa que te grites mil veces cada día que tú no perteneces a la felicidad. Ella te da forma y curará tu grito. No importa que te sientes tantas veces al borde del camino; no es tuya la voz que te tienta para que creas que no volverás a caminar. Descansa. Olvidarás siempre cada noche que lloras como si nadie lo supiera; el amor late en lo más hondo y siempre te acompaña. No está en ti el poder de no existir. Sólo descansa. No pienses; tú no eres tu cansancio. Tú eres sólo luz hacia más luz y hacia más vida.

* Escritor