Soy española y me gustan los toros... y cuando como jurado del Premio Taurino Huerta de la Marquesa, que acaba de fallar su galardón a la mejor «chicuelina» de la Feria de Nuestra Señora de la Salud (concedido al Maestro Ponce por la realizada durante el quite al juanpedro de nombre Ollero), hablamos de aspectos tales como «el cite», «el embroque», «el temple», «las manos bajas», «la elegancia», la «transmisión al tendido», «la pureza en la suerte y la limpieza en la ejecución», simplemente me emociono. Por cierto, que aprovecho para pedirle al Maestro que venga pronto a recoger el Trofeo.

Lo mío es de traca porque, además, soy española y desde pequeña me fascina el boxeo. El cuerpo a cuerpo, los crochet y el juego de piernas y daría un buen puñado de euros por estar en silla de ring el 26 de agosto en ese combate entre el irlandés McGregor, la creatividad sin límites a la hora de provocar al rival y el atleta mejor pagado de toda la historia, el estadounidense Money Mayweather que de nuevo saltará al ring por dinero.

Por si no fuera bastante, soy española y comparto un chat con amigos catalanes de los de siempre y con catalanes de raíces asturianas y gallegas y andaluzas y de cualquier rincón de España, que tienen «en comú» trabajar cada mañana por la riqueza de Cataluña, un chat en el que la tolerancia es la señera y en dónde todos nos consideramos ciudadanos del mundo a los que se nos ponen los pelos de punta cuando en una final, de lo que sea, suena el himno de España y se iza nuestra bandera.

No creo que estos sentimientos solo sean compatibles, o lo contrario, con ser de derechas o de izquierdas. No, no señores y me niego a que los unos o los otros patrimonialicen, o renieguen, de unas señas identidad que, en realidad, pertenecen a todos. Nada hay peor que renegar y hasta renunciar a tus orígenes, a tus raíces, a tu historia y a tu vida, así que en ese bendito chat alguien ha propuesto ( y todos hemos aplaudido) que a los que vilipendian y reniegan de dónde vienen, a esos infelices nuevos charnegos, en adelante les llamemos los «Rufianes», como sinónimo de traidor a su cultura y hasta al sufrimiento de sus antepasados.

Por mis venas corre tanta sangre árabe, como seguramente visigoda. Soy andaluza y soy española.

* Abogada