El Congreso de los Diputados convalidó ayer el decreto ley que permitirá exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos, donde el dictador se encuentra enterrado desde el 23 de noviembre de 1975. La propuesta ha contado con el voto a favor de la mayoría de la cámara salvo las abstenciones del PP y Ciudadanos, y dos votos en contra en las filas populares que estos han atribuido a un error. Una vez aceptada la convalidación, el apoyo en el Congreso al proceso que se va a llevar a cabo para sacar los restos de Franco del mausoleo ha crecido hasta los 203 diputados, que han respaldado tramitar la norma como proyecto de ley para poder incluir enmiendas, con la conformidad del grupo de Cs. En defensa del decreto ley, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha alertado de que no habrá «paz sin justicia» mientras se mantenga la «atroz anomalía» que supone que el dictador esté enterrado junto a sus víctimas, mientras que PP y Ciudadanos han criticado que la exhumación de Franco se haga por decreto cuando «no está justificada» su urgencia 43 años después de su muerte.

A pesar de los muchos debates que ha generado, el proceso parlamentario que concluirá en la exhumación de los restos de Franco ha transcurrido sin excesivas polémicas ni cruces verbales encendidos, que han respondido más bien a los propios intereses electorales. Pero hay varios principios que se deben de tener en cuenta. Por un lado, hasta los dos partidos que ayer se abstuvieron en la votación en el Congreso no han puesto en cuestión el fondo de la exhumación, sino la forma y su urgencia. Por otro lado, España, como cualquier otro país democrático, no vive tiempos en los que sean de recibo homenajes a un dictador. En cualquier caso, el decreto que ayer tomó cuerpo parlamentario llega tarde y es un deber para con la historia, pero no se trata de una decisión precipitada. Por último, aunque solo sea por respeto a las víctimas cuyos restos aún permanecen en las cunetas y por el espíritu de conciliación y convivencia, había que evitar ya un debate que siempre aparece recurrente y que nunca se resuelve.

Tras el trámite parlamentario de ayer, los siguientes pasos hasta que el cadáver embalsamado de Franco esté fuera del Valle de los Caídos hay que llevarlos a cabo con prudencia, sin levantar heridas ni actitudes que se puedan interpretar como revanchistas, sino mediante un proceso respetable y respetuoso. Y en lo que se refiere a las dos formaciones que no se han sumado a la unidad parlamentaria, por más que haya sido previsible (en un caso más que en el otro), no parece muy explicable que 43 años después, una vez acordada la reparación tardía de esta injusticia histórica, el Ejecutivo se tope con el interés partidista de una derecha para la que, a estas alturas, no tendría que ser un trauma que se le retiren los honores a un dictador.