Europa se desgaja, España se cuartea mientras se ha convertido en un gigante bar de copas repleto de alemanes jubilados y de ingleses aburridos o belgas estúpidos que se creen importantes cuando son un país diminuto que se permite el lujo de convertirse en una piedrita del zapato del Gobierno español. Pero no voy a hablar de política, sino de educación y de cultura. El ministro Méndez de Vigo, cuando fue nombrado, se permitió el lujo de decir que no sabía nada de educación pero que estaba aprendiendo muy deprisa. Esto es una prueba de que la gente no está preparada, que cada día se le da menos importancia a la educación, cuyos protagonistas deben ser los alumnos y los maestros y nunca los políticos, que solo deben procurar con ellos crear unas leyes que conviertan al país en un nido de aprendizaje y no en una cervecería barata que es en lo que se han transformado Palma de Mallorca, la costa malagueña, Madrid y Barcelona, entre otras. Vienen los turistas alemanes, que nos consideran africanos y nos odian porque creen que tenemos sangre judía en las venas y siguen teniendo en las suyas reminiscencias nazis, y se hartan de cerveza barata a euro el vaso. Nos insultan negándose a extraditar a un delincuente como Puigdemont y no quieren ser conscientes de que esto les traerá dolores de cabeza en breve cuando Baviera diga aquí estamos nosotros: queremos la independencia, porque si ayudan a los separatistas catalanes quién los va ayudar a ellos con los bávaros. Europa ya no será la misma.

Pero volvamos a la educación. Este Gobierno español de Rajoy, cobarde, invisible y atraído por la mordida, desea privatizar la educación, eliminar las universidades públicas y hacer otro negocio con sus gentes para forrarse de comisiones. ¿Cómo funciona en España el profesorado? Al contrario que en otros países: el público suele ser el bueno porque para entrar debe hacer unas duras oposiciones con tribunales imparciales y solo acceden los profesores que están muy preparados. Dicen que suelen ser muy jóvenes y no tienen experiencia. ¡Vaya excusa estúpida! Sin embargo, en la privada ingresan a dar clase los amigos de los amigos, los sobrinos de los curas, los hijos de quien sea fiel a la cultura del dinero. Y no hablemos de las universidades. Pero lo que nos debe interesar a los españoles sensatos es que no desmantelen la cultura, que no descompongan el sistema educativo, pues si desaparece a España qué le queda. Apenas tiene una industria mediana, los coches los importa de Alemania, de Francia y de Estados Unidos como tantas otras cosas. El único orden que impera es el del fútbol, donde se gastan miles de millones de euros y nadie dice nada («el famoso opio del pueblo»). Ahora que a una alcaldesa mediocre, que se cree de izquierdas y actúa como una fascista de tomo y lomo le cambia el nombre a Cervera, un militar que defendió a los españoles hasta el último instante, solo me interesa hablar de la pobreza que recae sobre el viejo imperio, a ese que tanto temían los alemanes y ahora se ríen en las barbas de Rajoy. Al menos, la cultura, la educación, los valores formativos de un pueblo que no se pierdan, si no seremos todos camareros en un bar inmenso donde solo se le da importancia a la industria del turismo.

* Escritor y periodista